Huesca norte, la región más jabalinera

El conjunto natural del Pirineo es uno de los valores más preciados de Aragón. En él se localizan todos los grandes macizos y valles, además de extensos bosques e infinidad de pequeños lagos y prados de alta montaña. Espectaculares paisajes, pueblos de piedra y un patrimonio milenario. Las posibilidades para la práctica de la caza, deportes de montaña y senderismo son infinitas en el Pirineo aragonés. De oeste a este, encontrará los valles de Hecho y Ansó, valle del Aragón, valle de Tena, valles del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, valle de Chistau, valle de Benasque, y valles del Alto Noguera Ribagorzana.

La configuración geológica y la variada orografía del Pirineo aragonés han contribuido a la presencia de una gran diversidad de ecosistemas, originando en determinadas circunstancias las denominadas especies endémicas, de las que tiene una importante representación. Las primaveras, saxifragas, gencianas, campanillas, androsaces, etc. son algunas de las especies más conocidas entre la flora alpina de estas montañas, pero hay muchas otras de variadas características y procedencia que confieren a la flora de los Pirineos un interés y una belleza fascinantes. Abetos, hayas, encinas, tilos, quejigos, pinos, enebros, sabinas, cedros, chopos, carrascas y tejos tienen una protección especial y un elevado valor como patrimonio natural y comparten su espacio con animales como el águila real, el quebrantahuesos, los lobos y hasta el oso pardo. Tiene los picos más altos, como el Aneto o Monte Perdido, que superan los 3.000 metros.

Está dividido en cinco comarcas: La Ribagorza, el Sobrarbe, Alto Gállego y Jacetania y La Hoya de Huesca . Sus pueblos medievales, sus leyendas, su patrimonio arquitectónico así como su gastronomía hacen que sea único en el mundo. Sus espacios protegidos y sus parques naturales, sus grandes montañas, los ríos, los glaciares, ibones, barrancos, valles y los inmensos bosques hacen de este lugar un entorno privilegiado.

El jabalí es una de las piezas más codiciadas, que convierte a Huesca en una de las zonas más atractivas de España para practicar su caza. Las cifras de jabalíes abatidos cada año sitúa al Alto Aragón, y en general a la provincia de Huesca, como el punto con mayor índice de capturas de nuestro país, exactamente con 26.131 en el año 2019.

Aragón realiza informes anuales sobre el estado de las poblaciones de sarrios, que habitan en una franja altitudinal de 1.600 metros. Los últimos conteos, que estiman el número mínimo de animales vivos, arrojan una cifra por encima de los 10.000, encontrándose muchos de ellos en las reservas de caza de Los Valles, Viñamala, Los Circos y Benasque, donde se están recuperando de forma lenta y paulatina del pestivirus. Desde Castiello de Jaca se abre un pequeño valle transversal surcado por el río Ijuez. Se llama La Garcipollera y es tan discreto y recogido que suele pasar desapercibido. Pero en su interior pasan muchas cosas. A mediados del pasado siglo el Estado procedió a su expropiación para reforestarlo y evitar así la colmatación del vaso del embalse de Yesa. Los habitantes de Bescós, Acín, Larrosa y Villanovilla tuvieron que buscar otro lugar para vivir y el valle se llenó de silencios y ausencias. Se creó entonces una reserva nacional de caza y se introdujeron tres ciervos procedentes de Toledo. El trío se multiplicó y hoy se contabiliza la mayor población de venado de Aragón.

La cabra montés tiene poblaciones de escasa relevancia en esta zona. Va por buen camino la reintroducción en el Pirineo francés de la que fue traída de la sierra de Guadarrama. Desde 2014 la población de cabra montés en la zona de Gavarnie, Cauterets, está aumentando de forma progresiva y ya ha saltado a España, siendo visto algún grupo en la zona de Linás de Broto, Panticosa, y algún ejemplar aislado en puntos tan al oeste como el valle de Acumuer. Existen en esta zona corzos en las zonas pirenaicas y en menor número muflones y gamos en fincas cerradas. En caza menor podemos encontrar conejos, liebres, perdiz roja, zorzales, palomas y becadas.

Hace 22 años que Celia, el último bucardo de los Pirineos , moría en el Parque Nacional de Ordesa. La distribución de esta subespecie de cabra ibérica se limitó a los Pirineos franceses y españoles. Su primera mención en un documento oficial escrito, que data de 1767, ya se refiere a él como extremadamente raro. La extinción del bucardo se produjo oficialmente el 6 de enero de 2000. La extinción de la subespecie era temida desde principios de siglo, cuando apenas quedaban una decena de ejemplares en el cañón del río Arazas de Ordesa. La caza furtiva, una mala política de conservación y comportamientos poco respetuosos acabaron con el animal más representativo de los montes de Ordesa .

Un paraíso para la caza , con unos paisajes espectaculares que no podemos dejar de visitar.