El Madrid muere en la orilla ante el mejor Mirotic

La primera parte estuvo marcada por la temprana ausencia de Tavares y Yabusele. El poderoso juego interior del Madrid desapareció a los seis minutos. Dos faltas para cada uno tuvieron la culpa. Medida de protección de Chus Mateo y responsabilidad para Poirier y Hezonja, que respondieron a la altura que se espera de ellos, justo lo que no sucedió el viernes. 25 de los 41 puntos de los blancos en los primeros veinte minutos llevaron su firma. 11 para el francés y 14 para el croata, incluido una barbaridad de triple desde diez metros que enmudeció el Palau.

El daño colateral estuvo en la pintura propia. Ahí, la ausencia de Edy fue una liberación para Mirotic y Vesely, dominadores del juego interior. Demasiadas canastas fáciles que propiciaron 9 puntos de Nicola y 15 en el casillero del checo, que cerró el segundo cuarto con un triple sobre la bocina para dejar al Barça con cuatro de ventaja al descanso (45-41). Las diez pérdidas de balón de los blancos también penalizaron a los de Chus Mateo, pero con la perspectiva del vaso medio lleno, la realidad es que seguía muy vivo en el partido y Tavares apenas había roto a sudar.

Chus Mateo lo puso en cancha desde el inicio del tercer cuarto y su regreso, más la exquisita dirección del Chacho y el goteo de puntos de Hezonja -entre los tres 16 de los 24 puntos blancos en este parcial- hicieron de contrapeso ante la versión más fina de Mirotic, 20 puntos a los treinta minutos. El Barça llegó a ponerse nueve por encima (57-48), pero no perdió la calma y logró irse al final del tercer cuarto solo tres abajo (68-65).

El Madrid le dio continuidad a su remontada y con un parcial de 0-10, que le puso cinco por encima (72-77) a falta de 3.27 para el final, se vio con el 1-1 en la serie. Llull sacaba su magia, dos triplazos y diez puntos en este cuarto para acercar al Madrid a la victoria, pero la muñeca de Mirotic, en estado de gracia, y dos tiros libres errados de Tavares a falta de treinta segundos tumbaron a los de Chus Mateo. Además, el comodín de la última bola, otra vez en las manos de Llull, esta vez salió cruz. Al Madrid le toca un imposible, como en la Euroliga. Con permiso de Mirotic, que anoche pudo haber jugado su último partido en el Palau. Se fue a lo grande, con gritos de ¡MVP, MVP!