Baloncesto
Laura Nicholls se reencuentra con el baloncesto: «Hasta hace dos días estaba tirada en la playa»
La leyenda de la selección española, tres veces campeona de Europa, desembarca de nuevo en las pistas tras dos años de retirada para poder cuidar de su abuelo enfermo
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Iniciar sesiónA muy pocas personas se les escapa que Laura Nicholls (Santander, 34 años) es uno de los grandes nombres del baloncesto español, corazón y garra defensiva de la generación de oro que llevó al combinado nacional a una dimensión superior. Una carrera de leyenda ... que fue cercenada hace dos años de forma inesperada, cuando la pívot jugaba en el Fenerbahçe turco. En 2021 aseguró que se apartaba del baloncesto, pero no de manera definitiva. Sin embargo, en 2022, durante una gala de la revista 'Gigantes', la cántabra puso fin a su trayectoria. «Me ha costado aceptar que sí, me he retirado. Es definitivo», aseguró por aquel entonces. Pero no era el último viraje de Nicholls ya que, hace unas semanas, sorprendió al mundo de la canasta tras anunciar que estaba de vuelta, lista para un último baile. Ya con los colores del Leganés, su nuevo equipo, enfundados, la jugadora atiende a ABC para aclarar todos los interrogantes que rodean a su marcha y posterior vuelta a la primera línea de batalla.
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Pablo Lodeiro Fernández
Ver a Nicholls pasearse por las instalaciones del club madrileño es como observar a un unicornio, un ser mitológico, no todos los días la retina capta a una triple campeona de Europa y a una medallista olímpica (plata en Río de Janeiro 2016). «Yo el primer día les dije a las compañeras que se riesen de mí y que me pasasen por encima en los entrenamientos. Entienden que me estoy poniendo en forma. Lo están haciendo muy fácil, son geniales», reconoce la pívot, que lleva unos pocos días con su nuevo equipo, una carrera a contrarreloj para ponerse a punto, pues debutará este mismo fin de semana.
«Lo mejor de retirarme fue que, por primera vez desde los 14 años, dormía bien y no tenía pesadillas»
Nicholls argumenta con serenidad y experiencia. Tampoco se corta a la hora de soltar una amplia carcajada. Una versión mucho más alegre que la que tenía hace dos años, cuando una enfermedad asedió a su abuelo, «mi mejor amigo» como asegura, la principal razón para alejarse del baloncesto. «La enfermedad de mi abuelo fue el motivo fundamental. Además pasé el Covid cuando estaba en Turquía, uno de los momentos que más miedo he pasado en mi vida. Estaba en un país extranjero, sola, pensaba que me iba a morir... Fue un conjunto de cosas que me hizo replantearme mi vida», reflexiona la santanderina. «Me tuve que desencantar del baloncesto para volver a enamorarme».
Y como la mayoría de los humanos, cuando los problemas nos sobrepasan, volvemos al hogar, en el caso de Nicholls, a Santander. Allí, en su casa de toda la vida, solo tardó unos días en quitarse unos cuantos kilos de la mochila. «Comencé a dormir mejor que nunca. Dejé de tener pesadillas, las típicas de que no llegas a un partido o no te sabes las jugadas. Llegué a dormir 12 horas al día, recuperé el sueño perdido desde los 14 años, que es cuando empecé a jugar a nivel profesional. Recuerdo salir al jardín a tomar un café y pensar que por primera vez en mi vida tenía tiempo para mí».
Política y nieve
Y efectivamente, Nicholls no perdió el tiempo y, mientras cuidaba de su abuelo, se zambulló en la política. Se unió al Partido Regionalista de Cantabria para, en las últimas elecciones, presentarse como concejala de Deportes de Santander, aunque acabaría por renunciar a su acta el pasado junio. Fue un movimiento muy mediático, pero hay mucha más vida fuera de los focos. «Me propuse un reto más duro que la política, trabajar en una estación de esquí (risas). Es un trabajo que no mucha gente quiere porque es muy duro físicamente y tiene horarios complicados. Estuve viviendo allí dos meses. Cuando te ves esquiando a oscuras a las seis de la mañana y ves amanecer con la nieve hasta las rodillas, te planteas muchas cosas. Creo que nunca he sido tan feliz en mi vida», relata la jugadora.
Sin embargo, hace unos meses, el abuelo de Nicholls murió, triste noticia que también llevó a la pívot a abrir un capítulo de su vida que parecía estar cerrado. «Me llegaban muy buenas ofertas, y mi abuelo siempre me insistía en que aceptase alguna y volviese a las canchas, pero yo siempre las rechazaba para estar con él. Pero ya fallecido, un día me llegó una de un equipo el mismo día de su cumpleaños. Lo vi como una señal y me decidí definitivamente. Me tuve que reír».
«Mi abuelo era mi mejor amigo. Solo cuando murió decidí que quería volver a jugar al baloncesto»
Brotó la ilusión de nuevo en el corazón de Nicholls, darle una despedida de altura al deporte que tanto había amado. El cambio físico no fue tan drástico porque la jugadora había estado entrenando de forma individual para jugar en el equipo de Santander de balonmano, el Sinfín. Incluso ya tenía todo acordado para unirse a ellos cuando adquiriese el estado de forma óptima. Horas de sudor que al final acabaron facilitándole la vuelta a las canchas de baloncesto. «Me dio un poco de miedo, no te voy a engañar. Todo el mundo espera que seas la Laura Nicholls de siempre y yo estaba hasta hace dos días tirada en la playa, como quien dice. Pero estoy muy feliz de la decisión que he tomado».
Además de Nicholls, el gran afortunado de esta historia es el Leganés. Una tranquila mañana de verano, el club madrileño recibió la llamada del agente de la jugadora ofreciéndose para disputar la inminente campaña en su bando. Y claro, se quedaron a cuadros. «Rechazamos otra oferta, porque ese club esperaba unas cosas de mí que yo no estaba lista para ofrecer. Entonces vine a Madrid, hablé con mi agente y le dije que me buscase un club con buenas condiciones, en el que confiemos y que permita volver a las canchas. E inmediatamente les llamamos».
Como narra la jugadora, todo fue muy rápido. Incluso, tan pronto contactaron con el Leganés, un representante se fue inmediatamente al restaurante donde estaban Nicholls y su agente para ver si se trataba de una broma de mal gusto. «Eso sí, no voy a dejar que las expectativas de otras personas me afecten. Quiero volver a disfrutar, no estresarme y ser mejor jugadora de lo que era antes».
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