España 88 - 98 Estados Unidos

España humaniza a los Estados Unidos

La selección compite de tú a tú con los norteamericanos, que se llevan el duelo gracias a un inspirado Brunson (21 puntos)

Estadísticas del partido

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Willy Hernangómez intenta taponar a Brandon Ingram EFE

España humanizó a Estados Unidos, como ha hecho tantas veces en los últimos años. El talento de los norteamericanos es incuestionable, una realidad tan segura como que a la selección, en garra competitiva y corazón, no hay quien la gane. Los chicos de Scariolo ... llegaron a tutear a sus rivales durante una parte importante del duelo, liderados por Juan Núñez y por los Hernangómez, pero, al final, acabó por imponerse la infinita calidad de sus adversarios. La derrota deja un sabor muy positivo para España que, una vez más, mira con optimismo las guerras venideras.

Juan Núñez da sentido a España. El joven base, ya en la lista final para el Mundial, mueve a su antojo, con 19 años, a una selección española llena de veteranos y estrellas, y poco le importaba si tenía delante a varios de los mejores defensores de la NBA, como Bridges o Jackson. A su vera, jugaba con mucho corazón el combinado nacional, coraje y determinación para medirse al rey de reyes, Estados Unidos. Willy sacaba amplia ventaja en el poste bajo y la defensa era muy competente, aunque poco se podía hacer, en ocasiones, ante los superdotados Brunson e Ingram, jugadores que han convertido el anotar en un arte de lo más sencillo.

El marcador estaba muy ajustado y a la selección le dio hasta por empezar a disfrutar, muy cómodos e incisivos los chicos de Scariolo pese al tamaño de la empresa que afrontaban. La defensa visitante sufría con las circulaciones españolas y la fiesta en Málaga era ya total pese a que solo había transcurrido un cuarto. Alberto Díaz rebañaba todos los balones que pasaban por su zona de influencia, que es muy amplia, mientras que Aldama y Rudy lideraban las cargas de caballería. Solo el tiro de tres de los estadounidenses mantenía la igualdad.

Brunson seguía imparable, todo un espectáculo el que estaba desplegando el base de los Knicks en el Martín Carpena (siete de siete en tiros de campo antes del descanso), pero España seguía a lo suyo, jugando con mucha cabeza y con el colmillo de las grandes noches, demostrando que a estos Estados Unidos se les puede clavar una daga. De punzadas sabe algo Brizuela, que pese a no jugar en el primer cuarto, anotó seis puntos casi consecutivos nada más saltar del banquillo. Sin embargo, unos pequeños errores llevaron a los visitantes a mandar por 10 al descanso, pero el panorama no dejaba de ser prometedor, porque el baloncesto de España estaba siendo de exposición.

Salió como una estampida de búfalos la selección del vestuario, y Steve Kerr tuvo que pedir un tiempo muerto cuando no habían pasado ni dos minutos. Abrines disparaba desde la línea de tres e incluso se atrevía a palmear rebotes en ataque, formidable el estado de forma del alero del Barcelona a unas semanas del Mundial. La defensa local era sobresaliente, como siempre, y dos tiros de Aldama dieron la ventaja a España en el desenlace del tercer cuarto. Un triple de Rudy desató la locura en el Carpena, un reflejo del orgullo que este país siente por la selección española de baloncesto. Eran las acrobacias aéreas de los estadounidenses las que mantenían el electrónico tieso como una tabla de madera, nadie se despegaba.

Edwards al rescate

La tensión era tal que Bridges no dudó en celebrar con rabia un importante tiro de tres. Estaba claro que los estadounidenses no se tomaban el partido como una pasantía, su estancia en España no eran ni mucho menos unas vacaciones. Scariolo, que llegó a meterse casi hasta el centro del campo con el balón en juego, sacó a toda la artillería para los últimos cinco minutos de partido porque tocaba caminar por un desfiladero.

Subió la tensión defensiva la selección, las manos aparecían por doquier y los americanos no entendían por qué perdían tantos balones. Se centró el juego ofensivo en Willy, y los visitantes se encomendaron al talentazo de Edwards para rematar la faena. Cinco puntos del escolta de los Timberwolves dejaron finiquitado el duelo, pero el sabor de boca es más que positivo tras este espectacular torneo centenario de la FEB. España respira salud competitiva y hambre, y cuando hay ese fuego en sus ojos, hay pocos equipos en el mundo que puedan derribarla.

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