Baloncesto
Líder, amigo, compañero
«Hablo en caliente, porque ver a mi compañero y amigo entrar en el Hall of Fame de la NBA, el mayor reconocimiento que puede recibir un jugador profesional, me eriza la piel»
'Un astronauta', por Javier Aznar
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Berni Rodríguez
Campeón del Mundo con la selección española en 2006
Con Pau empezó todo. Nos dimos cuenta de que éramos grandes, que podíamos aspirar a todo, tocar el cielo. Hablo en caliente, porque ver a mi compañero y amigo entrar en el Hall of Fame de la NBA, el mayor reconocimiento que puede recibir ... un jugador profesional, me eriza la piel, me llena de orgullo a mí y a todo un país. Recuerdo quedarme despierto hasta altas horas de la madrugada, como un aficionado más, para ver a Pau en los Memphis Grizzlies primero, como un adolescente con ganas de comerse el mundo, y luego con Los Angeles Lakers, donde se convirtió en el primer campeón español de la NBA. Su perseverancia, su capacidad para imponerse a jugadores que, a priori, parecían más poderosos en lo físico, no solo le llevó a la inmortalidad. También cambió un país.
Cuando Pau desembarcó en la NBA allá por el 2001, al europeo aún se le miraba con recelo en Estados Unidos. En América se nos veía como jugadores blandos, con poca defensa y centrados en el lanzamiento. Sin embargo, Pau derribó muchos estereotipos. Una de las jugadas que más me impactaron fue en su primera temporada en la NBA. Arrancó por línea de fondo y acabó con un tremendo mate a dos manos ante Kevin Garnett, uno de los jugadores más duros del siglo XXI.
En ese momento me di cuenta de que Pau iba a llegar muy lejos en la NBA. Se hizo hombre, líder ante la tempestad en los Grizzlies y luego doble campeón con los Lakers, donde impuso a dos pívots de campeonato. En 2009, a Dwight Howard de los Orlando Magic y en 2010, al ya mencionado Garnett y los Boston Celtics.
Pau acabó ambas finales repleto de moratones y arañazos, símbolos de su lucha y constancia, marcas de guerrero que le reconocían como campeón de la mejor competición de baloncesto del planeta. Dos anillos que, obviamente, le han abierto las puertas del Hall of Fame. Sin embargo, el Pau persona también ha tenido mucho que ver. Su juego limpio, su serenidad, sus valores y respeto en los diferentes vestuarios donde ha estado, son sin duda razones tan importantes como sus puntos o sus rebotes a la hora de haber entrado en el Olimpo. Se ha ganado el reconocimiento de compañeros y rivales al otro lado del Atlántico, donde llegó para competir con los mejores y se acabó convirtiendo en uno más de ellos.
Estoy seguro de que, en el futuro, habrá muchos más españoles en el Hall of Fame. Pero nadie como Pau, nuestro líder, nuestro amigo y, sobre todo, nuestro compañero. Una carrera irrepetible, llena de éxitos y de gestos de un extraordinario ser humano.
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