El Breogán le saca los colores al Real Madrid

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E. V. E.

Tras un inicio de temporada ilusionante, el equipo se derrumba tras la llegada de Irving y ni siquiera entra en el play-in, puerta de atrás para los playoffs

El recibimiento de la afición lucense a Dzanan Musa, en su primera visita tras salir del Breogán el pasado verano, le sacó las lágrimas al bosnio y ablandó a sus compañeros. Emotivo homenaje para el que fue la gran estrella del equipo que sirvió de acicate para que los gallegos salieran lanzados al partido.

Un primer cuarto pleno de acierto y magnífico en el plano defensivo de los de Mrsic, que no tardaron en abrir brecha en el marcados (21-12, min. 10). Las alarmas no se habían encendido en el banquillo blanco, que confiaba en que su mayor profundidad de banquillo propiciara la remontada. Fue así gracias a la constancia de Deck, aunque no le dio nunca para ponerse por delante. Se fue al descanso, eso sí, el Madrid con una renta mucho más asumible. Cinco puntos de desventaja que parecían una invitación al derrumbe de su rival (39-34).

Algo que no ocurrió, al contrario, pues los de Mrsic salieron dispuestos a protagonizar una jornada mágica. Una para el recuerdo de la historia del equipo. Para demostrarle a Musa que aquellos compañeros con los que compartió vestuario y con los que pisó su primera Copa del Rey mantenían el nivel.

Un triple de Hanga nada más volver del descanso ponía a los blancos a solo una canasta de diferencia, pero la reacción gallega fue demoledora. Un parcial de 23-6 que le sacó los colores al Madrid y al que le siguió la peor de las noticias para los blancos, que habían llegado a Galicia con la baja de Poirier -operado de apendicitis, baja para las próximas semanas-, y que perdían a Tavares, descentrado, tras cometer una antideportiva que se sumaba a una técnica y que le supuso la eliminación cuando más apretaba el Breogán (67-49, min. 29).

A pesar de que todavía quedaban muchos minutos, no pudo el Madrid meterle mano al conjunto de Lugo, que no bajó su intensidad hasta el último minuto. Ni siquiera el tímido despertar de Musa (siempre lejos de su mejor versión) ayudó a mitigar los daños para los blancos, incapaces de sacar a relucir el orgullo de otras ocasiones. Fiesta por todo lo grande en el Pazo de los Deportes que sirve de aviso para el Madrid en este tramo final de temporada, donde despistes así se pagan caro, como le ocurrió durante la Copa del Rey ante el Unicaja.