El penúltimo servicio de Rudy

Al tener conocimiento de la posibilidad, el club se puso a sopesar las opciones reales de que Rudy pudiera jugar el choque, uno de los más importantes de la primera fase de la Euroliga y en el que se juega la primera plaza del grupo C. A priori había tres obstáculos que podían impedir el concurso de Rudy Fernández. El primero se solventó rápido, ya que, ante la imposibilidad de que el visado llegue antes del fin de semana, se aseguró la presencia en Madrid del balear hasta, al menos, el fin de semana. En cuanto al entramado legal, mientras no se firme el nuevo convenio laboral de la NBA —algo que está previsto para el jueves a última hora de la noche—, Rudy sigue siendo a todos los efectos jugador del Real Madrid, lo que le permite seguir jugando sin problemas en la Euroliga, a no ser que esa firma se adelantara unas horas. El último problema que podría echar atrás las intenciones del jugador sería una llamada procedente de Dallas en la que se le pidiera que no jugara para evitar una posible lesión, algo que, a última hora de ayer, no se había producido, según reconoció a ABC el entorno del jugador. «Lo normal es que juegue. Nadie de Dallas nos ha dicho lo contrario y, si no se firma antes el convenio laboral, algo improbable, jugará ante el Maccabi», señalan las fuentes.

Desde el club confirmaron que el jugador entrenó ayer con el equipo y que, si no había un impedimento de última hora, mañana estaría a las órdenes de Pablo Laso para intentar el asalto a la primera plaza del grupo C de la Euroliga.

Así pues, si los Mavericks no se arrepienten y dan marcha atrás a lo largo del día de hoy, Rudy podrá volver a despedirse de su afición antes de emprender rumbo a Estados Unidos, donde le espera un futuro incierto en el equipo campeón del anillo. Antes, un último servicio —penúltimo si se tienen en cuenta las opciones de que el jugador regrese a la disciplina blanca antes de final de temporada — al escudo del Real Madrid.