Baloncesto
Pablo Laso: «¿El recibo de la luz? No vivimos de espaldas al mundo, aquí se habla de todo»
A unas horas de su estreno en la Liga Endesa, el entrenador del Real Madrid se sienta con ABC para hablar de la nueva campaña y hacer un balance de lo que supuso su primer año sin títulos
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Iniciar sesiónDespués de una década en el banquillo del Real Madrid , acostumbrado a sumar éxitos en cada campaña, Pablo Laso se encontró la temporada pasada con el vacío. Por primera vez se fue de vacaciones sin haber levantado la Liga, la Copa o ... la Euroliga. Un año en blanco marcado por las lesiones y la inesperada marcha de jugadores clave como Campazzo o Deck a la NBA en mitad del curso. Mazazos que no impidieron ver al equipo compitiendo hasta el final. Consuelo que no sirve en el Real Madrid, un club diseñado para ganar donde cuesta digerir las derrotas y en el que éxitos como la Supercopa de la semana pasada se celebran con prudencia.
Decía el otro día Rafa Nadal que una de sus obsesiones era enseñar a los chavales de su Academia que había que aprender a perder. ¿Es posible explicarle eso a un jugador del Real Madrid?
Pues mire, escuché al propio Rafa y creo que lo razonaba muy bien. Que alguien como él, que ha ganado tanto hable de lo importante que es aprender a perder significa que es una parte fundamental del deporte. Aceptar una derrota no es fácil. A nadie le gusta. Lo que tiene que ir implícito a esa derrota son las ganas de querer mejorar y de buscar la revancha con más ganas. La derrota también tiene unos valores, pero el problema es que el público muchas veces solo reconoce la valía del campeón. No hay nadie en el mundo que haya ganado siempre. Ni siquiera Usain Bolt. Nadie. Los valores de la derrota son los que te hacen ser un gran deportista y en eso creo que Rafa es un maestro y lo que dijo sobre los jóvenes es una enseñanza que deberían escuchar todos los que empiezan a hacer deporte.
¿Se le ha hecho largo el verano?
No especialmente. Todos los veranos tienen una parte en la que desconecto del día a día, de venir a entrenar, pero enseguida vuelvo a engancharme y a estar pendiente de los fichajes, de los jugadores y de los partidos. Para un entrenador de baloncesto es muy difícil lograr esa desconexión total y en mi caso este año me ha costado un poco más. Pero no por no haber ganado títulos, sino porque teníamos que tocar el equipo quizá más que en otras ocasiones. Hemos traído cuatro jugadores (Heurtel, Williams-Goss, Yabusele y Hanga) que están llamados a tener un papel muy importante esta temporada y en el futuro. Cuatro fichajes clave a los que se suma el de Poirier, que llegó el año pasado con el equipo en marcha y que atravesó por una situación complicada. Por todo eso ha sido un verano que me ha tenido expectante, porque me ha tocado valorar un poco todos esos nuevos fichajes.
Y cuando le suena tanto el teléfono en vacaciones, ¿cómo lo lleva su familia?
Están acostumbrados ya. Entienden cuál es mi trabajo, que no es uno normal. Yo no puedo recoger mis cosas el último partido de liga y volver un mes después como si no hubiera pasado nada. Dentro de esa anormalidad, intento que todo ese tiempo que pasamos juntos sea lo mejor posible y también me gusta buscar algún rato para hacer cosas que no puedo durante el resto del año. Por ejemplo, aunque me gusta leer, en plena temporada me resulta imposible, porque no me concentro. En verano sí leo y lo disfruto mucho.
¿Y le ha dado tiempo a pensar en qué falló el equipo el año pasado?
Por supuesto. Siempre sacas conclusiones. Todos los veranos hay que sacarlas independientemente de si ganas o si pierdes. Fueron muchos factores, con la lesión de jugadores importantes, la llegada de jugadores jóvenes que necesitan un período de adaptación que muchas veces no pudieron tener y también la salida de jugadores a la NBA, que es algo que no puedes controlar, pero que nos obligó a cambiar piezas en mitad de la temporada.
El Real Madrid se ha convertido en un caladero de la NBA, con talento muy joven marchándose muy pronto. ¿Hace eso que el club se replantee su política de apostar por una cantera que apenas da luego rendimiento durante uno o dos años en el primer equipo?
Puede tener razón. ¿Para qué apostar por los jóvenes si te los van a quitar? La respuesta de café en la barra del bar sería que no hay que apostar por los jóvenes, pero esto no va con nosotros. Aquí valoramos mucho el trabajo y el esfuerzo de los chicos cuando llegan aquí con trece o catorce años. Luego, si tienen un crecimiento magnífico y les llega una oferta de la NBA, pues no podemos hacer nada más que aplaudirles y darles las gracias. Más allá de lo que puedan hacer con el primer equipo, son gente que empujan con su energía a los hombres de arriba y eso es parte de nuestro ADN. Por eso, seguiremos apostando por esa política, que es la nuestra, la del Real Madrid y, por supuesto, la mía.
¿Qué cree que ha cambiado para que ahora la NBA venga tan pronto a por los jugadores?
El mundo se ha globalizado. Mire, hace dos años, estuve en un torneo sub-16 y fui a ver un Lituania-Italia. De repente, miré a la grada y, quitando a las familias de ambos equipos, conté alrededor de 250 ojeadores americanos entre NBA y baloncesto universitario. Eso en un solo partido. Si hay ese número de ojeadores que buscan talento en un partido sub-16 de jugadores europeos es que saben que el nivel aquí ha mejorado mucho y apuestan cada vez antes por este talento. Muchas veces me llaman y me preguntan por jugadores a los que yo ni siquiera he entrenado y esas consultas me llegan de responsables deportivos de franquicias NBA. Ante eso, tenemos que aceptar que el mundo y el deporte ha cambiado y hay que jugar con esas reglas. Pero pasa igual en África.
¿Puede eso afectar al jugador, a su crecimiento?
En el tema de la edad, depende de cada caso, hay algunos jugadores que van demasiado pronto a la NBA y luego su carrera sufre esos altibajos. Por ejemplo, si hace seis años me hubieran dicho que Musa iba a jugar este año en la liga ACB con el Breogán no me lo hubiera creído. Y Musa va a jugar en un recién ascendido de la ACB. Un gran fichaje y un jugador del que hace seis años todo el mundo hablaba como fijo para jugar muchos años en la NBA.
¿Cree que Garuba se ha ido antes de tiempo?
Para responderle, voy a utilizar el ejemplo de Luka. Yo creo que Doncic podría haber jugado todavía algún año más con nosotros y habría dominado aún más en la NBA, pero creo que la forma en la que le ha tratado su equipo y su capacidad para adaptarse ha hecho que él haya tenido un gran crecimiento y muy rápido. No lo dudaba tampoco y me alegro por él. Con Usman, pues no sé cómo le van a tratar en los Rockets, porque no conozco a nadie allí. Sé cómo es él y si se olvida de mejorar dará igual donde juegue o como le traten, porque lo que tiene que entender es que le queda aún mucho margen para crecer.
¿Cuesta más digerir una marcha de un joven como Garuba o la de Campazzo o Deck a mitad de temporada?
Mire, la pasada temporada era muy especial para todos, porque vivimos una situación marcada por la pandemia. Aquello generaba muchas dudas y las dudas son lo peor para un entrenador, porque no te permite planificar las cosas. Todo eso se complicó más para nosotros cuando Herreros me llama un día y me dice este o aquel no podían jugar el siguiente partido. Esta salida te cambia totalmente los planes, algo que hay que aceptar y adaptarse. En el caso de Campazzo y Deck, que salen en mitad de temporada, claro que nos hace daño y nos rompen la idea de juego o de equipo que teníamos, pero levantarse y cambiar de nuevo la dinámica es también labor del entrenador. Eso sí, nos tocó hacerlo en medio de una coyuntura muy complicada.
¿Y cómo hace para que el equipo acabe siempre compitiendo a pesar de todo?
Hablo mucho con los jugadores. Como dice el delegado del equipo, soy muy 'chapas' (se ríe). Yo no creo que lo sea tanto… pero sí creo que tiene que haber una comunicación fluida en el equipo. Hay que dar mensajes, pero haciendo que lleguen al corazón. Que el jugador los sienta de verdad. Por eso es importante qué dices y el momento en el que lo dices. También intento inculcar la idea de que nada se termina porque surja una dificultad. No puede afectarnos la marcha de un compañero (Deck o Campazzo), como tampoco lo hizo la lesión de Randolph, que se rompió a principios de temporada y se ha perdido casi un año. Siempre hemos pensado en mirar hacia adelante y combatir cualquier dificultad. El ánimo o los objetivos no pueden verse lastrados por los problemas. Será más difícil conseguirlos, pero eso los hace más atractivos también.
Siendo tan 'chapas' hablará de todo con sus jugadores, ¿se habla en el vestuario, por ejemplo, del recibo de la luz?
No vivimos de espaldas al mundo y aquí se habla de todo. Dese cuenta que pasamos muchas horas juntos. Nos vemos más las caras que a nuestras propias familias. Del recibo de la luz no hemos hablado todavía o yo no lo he hecho, pero seguro que se hablará. No vivimos en una burbuja y debemos ser conscientes de todas las cosas que pasan a nuestro alrededor. Le sorprendería conversaciones que hay entre los jugadores… Todos tenemos nuestras opiniones, pero creo que es algo que debe quedar dentro del vestuario.
Hablando de Randolph, ¿cómo está?
Bastante bien. Si le ve entrenar, aún lejos del grupo, está muy bien. Llega siempre el primero y ya corre, se mueve, hace tiro y pesas… Poco a poco le vamos metiendo en la dinámica del grupo. Está haciendo algo de trabajo sin contacto con los demás, para que se integre, pero hablamos de una lesión muy larga. Yo creo que el tendón está perfectamente, pero necesitamos que ahora él esté convencido y que cuando vuelva lo haga en la mejor condición posible tanto física como psicológicamente. Todavía no está preparado y creo que le queda más de un mes para poder estarlo.
Otro que no está es Carroll, ¿le gustaría a Laso contar con él en algún momento de aquí al final de temporada?
Sí, con él y con Campazzo, con Deck, con Doncic… pero no son jugadores de mi equipo ahora. Ojalá los pudiéramos recuperar, pero vengo a entrenar y no los tengo. Creo que esta es una pregunta más para Carroll. Yo no vivo pensando en si va a volver o no. El club hizo un esfuerzo y una propuesta a la cual él no ha respondido. Hasta ahí llego yo. Si viene, cojonudo. Le tengo mucho cariño, es un jugador que nos conoce muy bien, pero Pablo Laso se centra en el entrenamiento de hoy. No pienso más allá. Bastante tengo con el día a día.
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