Atlético de Madrid 3-1 mallorca
Remontada y cumpleaños feliz del Atlético
Liga Santander
Morata y Carrasco redondean con dos golazos la fiesta atlética en el día que el club rojiblanco sumaba 120 años de historia
120 años de la fundación del Atlético de Madrid: una historia de pasión y sufrimiento
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Los jugadores del Atlético de Madrid celebran el 2-1 de Morata
Cumplía el Atlético de Madrid 120 años de historia y el Metropolitano estaba precioso. Atardecer naranja estival, uniforme blanco y azul en los jugadores, como en el origen, miles de banderas rojiblancas ondeando en la grada, himno a capela, brillo en la mirada ... de cada hincha que inundaba el estadio... Era un día grande para una gente que llora, sufre y disfruta siempre orgullosa, siempre ruidosa. Enfrente, como un figurante de cine, estaba un tranquilo Mallorca que no esperaba llegar al final de abril salvado y sin más aspiraciones que disfrutar del ocaso del curso sin angustias. Pero ya saben que el Atlético es inherente a la tragedia. Cayó el día de su 50 aniversario ante el Athletic, perdió ante Osasuna cuando sumó una centena –también con el vasco Aguirre en contra– y tuvo que bregar y remontar a un tímido Mallorca para celebrar al fin un cumpleaños feliz.
Atlético de Madrid 3-1 RCD Mallorca
La Liga Santander | Jornada 31
- Atlético de Madrid: Grbic; Molina, Giménez, Witsel, Hermoso, Carrasco; De Paul (Saúl, min.63), Koke (Kondogbia, min.79), Lemar (Barrios, min.63); Morata (Correa, min.79) y Griezmann.
- RCD Mallorca: Rajkovic; Maffeo, Hadzikadunic, Nastasic (Antonio Sánchez, min.46), Copete, Costa; Dani Rodríguez, Morlanes (Ndiaye, min.56), Ángel (Kang-In Lee, min.56); Baba y Prats (Muriqi, min.56).
- Goles: 0-1, min.20: Nastasic. 1-1, min.45+2: De Paul. 2-1, min.47: Morata. 3-1, min.77: Carrasco.
- Árbitro: Pulido Santana (C. Las Palmas). Sin amonestaciones.
Como no podía ser de otra forma, los de Simeone saltaron al verde embriagados de emoción. Embotellaron desde el inicio a los visitantes, asediaron la meta de Rajkovic de centros y pases filtrados, el Metropolitano era un jugador más, Griezmann y Carrasco aparecían, el Atleti sonreía y, cuando el 1-0 parecía una consecuencia lógica, llegó el gol bermellón. Corría el minuto 20 y el conjunto local, en un oasis de posesión, sacó un córner aislado. Sirvió al palo corto Dani Rodríguez, peinó Copete y la empujó a gol Nastasic para recordar una sensación conocida en el seno de la afición atlética: el estupor. El central serbio provocó por un breve instante el silencio; el Mallorca, sin sus insignias Muriqi y Kang-in Lee, se adelantaba sin casi quererlo.
Históricamente acostumbrado a situaciones de tal calado, el Atlético se levantó rápido de la lona. El plan era el mismo para salvar su fiesta cumpleaños: atacar por decantación, encerrar aún más a los baleares contra su área y confiar en el juego entre líneas de hombres como Griezmann o Koke por dentro, y en el desborde de Carrasco y Molina por banda. Y, tras varios disparos que rebotaron en el pecho de Rajkovic, precisamente Molina inició una veloz conducción dentro del área que acabó en penalti de Copete. El árbitro había visto una zancadilla y no dudó en soplar su silbato; sin embargo, el VAR confirmaba que el central bermellón rebañaba la pelota limpiamente. Jornada 31, el Atlético seguía sin penaltis a favor en esta Liga y Simeone, colérico, encendía con aspavientos a su numerosa legión.
Cuando la tensión escalaba y la momentánea tragedia parecía arruinar el bocadillo del descanso, De Paul aprovechó una carambola de rebotes en el rectángulo mallorquín para aliviar el aniversario y finalizar el primer tiempo espantando demonios. El Atlético respiró, abrazó la calma, la cordura, y en la primera jugada a la vuelta de vestuarios, de nuevo Molina, que está acabando la temporada como aquel carrilero que fue determinante en Údine, puso un gran envío con la izquierda a la cabeza de Morata para que el exmadridista hiciera el 2-1 y el júbilo invadiera el noreste de la capital.
Aguirre introdujo a Kang-in Lee y el Mallorca tuvo el empate en sus botas, pero a 13 minutos del fin, como si la narrativa del partido lo hubiera decidido de antemano, una obra de arte de Carrasco cerró la victoria local. Genial pase al hueco de Griezmann para que el belga cabalgara en solitario, sentara a Rajkovic con una pisada bellísima y acariciara la bola hacia el fondo de la red. 3-1, sensaciones pletóricas para acabar un aniversario total.
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