El Baúl de los deportes
«No es que sea mariquita, es un maricón al que le buscaron un niño rubio de ojos azules»
El 16 de noviembre de 1990, la UEFA inhabilitó a Jesús Gil, presidente del Atlético, por insultar gravemente al árbitro francés Michel Vautrot
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Iniciar sesiónMás que extraño, fue extemporáneo. Las declaraciones explosivas de Jesús Gil y Gil (El Burgo de Osma, Soria, 12 de marzo de 1933 - Madrid, 14 de mayo de 2004) eran frecuentes, pero en este caso sorprende que el ataque verbal se produjese con un ... año de retraso. Así, en septiembre de 1990 el presidente del Atlético de Madrid insultó gravemente al árbitro que les había pitado un partido… disputado doce meses antes. Semanas después de esas ofensivas manifestaciones, la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA) inhabilitó al dirigente colchonero.
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Empezando por el principio, el 13 de septiembre de 1989 el Atlético jugó el encuentro de ida de la primera eliminatoria de la Copa de la UEFA (actual Europa League) ante la Fiorentina en el desaparecido estadio Vicente Calderón. El equipo madrileño, dirigido entonces por Javier Clemente, ganó 1-0, gol de Baltazar. Arbitró el alemán Schmidhuber y no hubo ninguna mención a su labor, que es lo mejor que se puede decir sobre un colegiado.
Durante el período presidencial de Gil –de 1987 a 2003– el Atlético se vio inmerso en numerosos conflictos de toda índole. Aquel miércoles europeo, el origen de la polémica fue extradeportivo: «Según el abogado del doctor Enrique Ibáñez, Fernando Pérez-Espinosa, la taquilla del partido Atlético de Madrid-Fiorentina está embargada por el juez titular del Juzgado de lo Social número 1 de Madrid, Miguel Moreiras Caballero. La orden de embargo se fundamenta en el pago de 28.750.430 pesetas (173.000 euros) que el ex jefe de los servicios médicos del Atlético reclama al club rojiblanco por despido improcedente, según decretó el mencionado juez hace unos meses… El presidente del Atlético se encuentra tranquilo ante esa nueva 'advertencia' de la Justicia. Está acostumbrado a ellas: 'Que digan lo que quieran. Yo no voy a pagar un solo duro. Ni uno', zanjó Gil».
Dos semanas más tarde, el Atlético viajó a Italia. El estadio de la Fiorentina estaba en obras, así que el partido de vuelta se jugó en el Renato Cori de Peruggia. Roberto Baggio, estrella del club de Florencia, marcó e igualó la eliminatoria. Ese marcador (1-0) no se movió ni en el tiempo normal ni en la prórroga, así que hubo que dirimir el lance en la tanda de penaltis. En una desafortunada noche rojiblanca, Futre, Marina y Manolo fallaron sus respectivos lanzamientos. Ganaron los transalpinos (3-1) y el Atlético se despidió de la competición europea.
Dirigió el encuentro Michel Vautrot, árbitro internacional francés. Según relatan las diferentes crónicas, el colegiado galo, conocedor de la dureza con la que se habían empleado los futbolistas en el encuentro del Calderón, quiso cortar de raíz y desde el primer minuto cualquier atisbo de violencia. Mostró ocho tarjetas amarillas, cuatro a cada equipo, y apenas iniciada la prórroga expulsó a Goicoechea, defensa del Atlético.
Tras el pitido final, el central vasco, muy disgustado por haber visto la cartulina roja, compareció ante la prensa y, sin que nadie lo sospechara, dio una pista de lo que vendría mucho después: «Si hubiera medido a todos por el mismo rasero debería haber expulsado a siete u ocho de ellos, pero ya me esperaba algo así de este árbitro. Vautrot tiene una cara que se la pisa Ya sabíamos que algo de esto podía suceder».
«Vautrot tiene una cara que se la pisa. Si hubiera medido a todos por el mismo rasero debería haber expulsado a siete u ocho de ellos»
Goicoechea
Expulsado en el Fiorentina-Atlético (27-9-1989)
Aquel día, en caliente, Jesús Gil fue bastante moderado para lo que acostumbraba: «Yo ya me imaginaba algo así. Sabía que Goico sería expulsado. Todos sabemos que en Europa se funciona de una determinada manera. Y Vautrot siempre ha sido un árbitro casero. Pero ya no vale quejarse, sino afrontar el futuro con optimismo». Curiosamente, el presidente parecía entonces más molesto con sus socios que con el colegiado francés: «Tendrían que aprender de Ia afición de la Fiorentina, que llenó un campo que no estaba en su ciudad. Por lo visto, la UEFA no les va a nuestros socios. A ver si, centrados en la Liga, acuden más al campo».
La vida y el fútbol siguieron. El Atlético acabó cuarto en la Liga 1989-90. Entonces, solo el campeón (Real Madrid) disputaba la Copa de Europa (actual Champions), así que los rojiblancos repitieron en la Copa de la UEFA. La primera eliminatoria les emparejó con la Politécnica de Timisoara. El encuentro de ida, jugado el 19 de septiembre de 1990 en campo del modesto club rumano, desató la tormenta. Los rojiblancos, entrenados por Tomislav Ivic, perdieron 2-0. La reacción de Gil fue explosiva.
Gil, «avergonzado»
El presidente se confesó «avergonzado» con la actuación de algunos futbolistas: «no sé cómo pueden mirarse al espejo después de dar una imagen tan decepcionante, impropia de un club que se autodenomina grande. No hemos dado ni un solo pase bien y tampoco se han creado ocasiones de gol. Mi gran pena es no poder ofrecer siquiera una alegría a la afición con estos jugadores que se dicen profesionales pero que a veces sólo lo son a la hora de pedir las primas. Es evidente que no juegan por lo que cobran. La Politécnica fue superior en todos los órdenes. Algunos se tendrían que haber quedado en Rumanía para saber lo que es realmente pasar hambre. ¡Pero si no están a la altura del Atlético de Madrid! Hay dos o tres que están de lujo en el equipo y, obviamente, eso es una ventaja para el rival».
Además del enfado con la plantilla, Gil estaba embarcado en una cruenta guerra verbal que se resume en la siguiente frase: «El arbitraje español está prostituido. La competición está adulterada y el Atlético sufre una auténtica persecución arbitral». Ese airado estado de ánimo y su forma habitual de expresarlo se juntaron fatalmente en el micrófono del programa 'Tablero Deportivo' de Radio Nacional de España.
Gil, entre otras cuestiones, comentó su cruzada contra el estamento arbitral y el partido de vuelta de la Copa de la UEFA previsto el cercano 3 de octubre en el Calderón. Le vino entonces a la cabeza el mal recuerdo de lo sucedido un año antes en Italia con la Fiorentina, y el presidente atlético, sin contenerse, atacó con saña a Michel Vautrot: «No me extrañó para nada el arbitraje que nos hizo. No es que sea un mariquita, es un maricón. Sé de muy buena tinta que después de quedar nosotros eliminados, a ese colegiado los italianos le buscaron un niño rubio de ojos azules».
Semejante barbaridad corrió como la pólvora por España, por Francia y por toda Europa. El 28 de septiembre, Gerhard Aigner, secretario general de la UEFA, le envió a Jesús Gil una carta en la que le instaba a ofrecer con urgencia «explicaciones detalladas» sobre esas declaraciones contra Vautrot. Esa misma tarde, Gil contestó con una serie de evasivas que no convencieron a Aigner. De hecho, el 2 de octubre el presidente rojiblanco recibió una nueva misiva de la UEFA con preguntas muy directas. «Las explicaciones que nos ha dado no nos parecen lo suficientemente claras. En consecuencia, tiene la obligación de responder todavía a las siguientes cuestiones: ¿Ha hecho usted verdaderamente las declaraciones difamatorias que le atribuyen? Si no es así, ¿ha refutado usted públicamente o desmentido esos artículos que se basan aparentemente en una entrevista que usted había acordado? ¿Ha iniciado usted ya alguna acción contra los autores de esos artículos ante un tribunal civil o piensa hacerlo?».
Diez días más tarde se reunió la Comisión de Disciplina y Control de la UEFA. «Dicha Comisión comunicó a Gil y Gil que ha violado el reglamento, incluido en las sanciones disciplinarias de la UEFA, por haber hecho públicas el pasado mes de septiembre declaraciones 'gravemente difamatorias contra el árbitro francés Michel Vautrot', afirmó Rudolph Rothenbuehler, portavoz oficial de este organismo. La decisión adoptada indica que 'tanto las asociaciones como los clubes, jugadores y directivos deben actuar según los principios de la legalidad y del espíritu deportivo'… La Comisión pide la presencia de Jesús Gil y de un representante del Atlético de Madrid el próximo 16 de noviembre, en Zúrich».
Dos años de suspensión
Y ese día, 16 de noviembre de 1990, la UEFA «tapó la boca a Jesús Gil en Europa durante dos años. Le inhabilitó de todas sus funciones hasta el 31 de julio de 1992. Durante ese periodo, el máximo dirigente rojiblanco no pudo sentarse en el palco presidencial ni representar al Atlético de Madrid en los partidos europeos. En el ámbito de las competiciones españolas la sanción no tenía ningún efecto.
Gil y Gil se mostró «muy satisfecho» porque el club había salido indemne del asunto, y echó la culpa de su castigo a la prensa española y al Real Madrid: «Sigo con mi idea de que me va muy bien callando, pero esta vez hablaré... Estoy sorprendido por el impacto que ha tenido este asunto. Toda Francia ha jugado con grandes titulares sobre esto. Lo que ha motivado esta sanción de dieciocho meses ha sido la campaña francesa... Afortunadamente, el presidente de la Comisión ha visto la contundencia de la campaña brutal que hay contra mí y por ello han sido más suaves. Hay que felicitar a los que han inducido esta campaña…».
«El arbitraje español está prostituido. La competición está adulterada y el Atlético sufre una auténtica persecución»
Jesús Gil y Gil
Presidente del Atlético (año 1990)
«Lo único por lo que hay que estar feliz y contento es porque los medios de información españoles son los mejores del mundo... Yo soy un inclusero. Se ha deformado el asunto de Vautrot. La Comisión sabe quién la fabricó, por qué se hizo esa campaña, qué ganaba yo con todo esto, a qué venía esa campaña desmesurada... El Real Madrid es muy grande. ¡Viva el Real Madrid!»,
En esa misma línea, pero más directo y contundente, se manifestó también el jefe de prensa del Atlético, Antonio D. Olano: «El presidente está satisfecho porque al club no le ha afectado nada… Podemos acusar y acusamos formalmente al Real Madrid de una campaña de intoxicación. Ellos fueron los que enviaron a Europa, a través de la influencia que tienen en los medios de comunicación franceses, las noticias acerca de Vautrot».
«El presidente se ratifica en que no ha querido ofender y que si Vautrot cree que lo ha ofendido, pedimos disculpas», agregó Olano. El francés, elegido el mejor árbitro del mundo en 1988 y 1989, dirigió su último partido internacional en diciembre de 1990. En una entrevista publicada por el diario deportivo 'L'Equipe', desveló haber recibido en su domicilio una carta de Jesús Gil «llena de excusas», en la que insistía en asegurar que todo lo sucedido era «un montaje urdido por periodistas afines al Real Madrid».
A todo esto, el Atlético no pudo remontar ante la Politécnica. El 3 de octubre de 1990, ganó 1-0 al equipo de Timisoara en el partido de vuelta de la Copa de la UEFA celebrado en el Vicente Calderón. El gol de Juanito fue insuficiente para igualar siquiera el 2-0 adverso encajado en Rumanía. Era la tercera temporada consecutiva en la que el club rojiblanco caía eliminado en Europa en la primera cita, y las crónicas dibujan aquel día a un Jesús Gil abatido antes que airado. De ahí sus declaraciones: «Este partido me ha servido para reflexionar y tener varias ideas claras… ¿El árbitro? Perfecto. Ojalá estuvieran siempre así».
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