Correa salva al Atlético de Madrid en San Mamés

Una hora antes del partido, el cielo de Bilbao se encapotaba y la lluvia empezaba a caer con fuerza para parar justo para el pitido inicial. Mientras, la afición del Atlético entraba al estadio sin ningún incidente, salvo algún insulto cruzado entre las aficiones, separadas por el importante despliegue de la Ertzaintza. La última vez que ambos equipos se enfrentaron en febrero en la capital vizcaína, ultras locales provocaron enfrentamientos llegando a obligar a refugiarse a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el interior del campo. Esta vez la cosa no llegó a tanto. El Atleti, tras un inicio de temporada con dos empates y una victoria, llegaba a San Mamés conociendo el arrollador triunfo del F.C. Barcelona, que le dejaba a siete puntos del liderato pocas semanas después del inicio de la competición. Ambiente de partido grande (48.617 espectadores) y tensión, Ernesto Valverde tratando de poner las primeras piedras de su fortín en Bilbao y los del Cholo obligados a cumplir.

Para ello, el técnico argentino planteó un once con cambios en todas las líneas respecto al último encuentro ante el Espanyol, empezando por la portería donde debutó el recién llegado Juan Musso ante la baja por indisposición estomacal de Jan Oblak. Seguro cuando tuvo que intervenir, aunque algo impreciso con la salida con los pies. Reinildo y Giménez entraban en sustitución de Witsel y Azpilicueta en la zaga para hacer frente a los dos puñales que tiene el Athletic en los hermanos Williams. En la primera parte, nada de Iñaki y poco de Nico. Marcos Llorente, que se está demostrando como uno de los jugadores más en forma en este inicio de Liga, aunque no le ha servido para ser convocado por Luis de la Fuente de cara a la próxima ventana de selecciones, logró frenar a este último en la mayoría de los duelos.

Primera parte de una igualdad máxima, a diferencia de la temporada pasada, donde los leones arrasaron a los colchoneros desde el inicio. Dirigidos en fase ofensiva por Ohian Sancet, el Athletic de Bilbao trataba de dominar y llevar al Atleti a su propio campo. Este, bien plantado, con una línea de cinco atrás y retrasando el inicio de la presión, esperaba salir a la contra. Así, tuvo las dos ocasiones más claras del primer tiempo. Una de Julián Álvarez, que encaró prácticamente solo a Agirrezabala. La segunda en la bota derecha de Gallagher. El fichaje estival para el centro del campo del Cholo Simeone participaba por primera vez de inicio, con un importante despliegue físico y mandando un balón cerca del palo tras un buen recorte en la frontal.

Dinámica que cambió en la segunda mitad, que arrancó con un gol anulado por fuera de juego a Nico Williams y con los locales subiendo el ritmo. Los cambios les dieron frescura, permitiéndoles acular al Atlético de Madrid, que buscó soluciones en Sorloth, con el que no conectaron con claridad. Los bilbaínos tuvieron desde entonces los acercamientos más peligrosos, si bien no pudieron transformarlos y el Atleti logró matar a la contra, salvándose del empate a última hora.