Olmo eclosiona el proyecto Flick

Pedri y Dani Olmo ampliaron la venta de golosinas con una jugada maravillosa que no acabó en gol porque acabó en el palo pero que mereció el premio que no tuvo. El Barça salió a por todas, imparable de fuerza y de imaginación, de ilusión y de una gracia que cuando un equipo no la tiene no hay manera de conseguirla ni pagando y que cuando la tienes no te la pueden arrebatar ni con todas las malas artes del mundo.

Juego interior con Dani Olmo y Pedri, alta circulación del balón, ataque local sin piedad contra un Valladolid que se defendía sin esperanza y una tarde, que sonreía al Barça, no tanto por el marcador que continuaba empatado, sino por la ilusión que el fútbol que practicaba creaba en cualquier espectador de una inteligencia razonadora.

El gol llegó de la combinación de los que ya estaban antes de la gran eclosión. Cubarsí le puso un balón de todos los tiempos a Raphinha, que remató con gran delicadeza. Sin tiempo para pensar en mucho más, Lamine Yamal le puso otro balón dulcísimo a Lewandowski, que marcó el segundo: cuatro goles en cuatro partidos de Liga. Es verdad que juega un poco en blanco y negro en comparación con los chavales pero no es menos cierto que no falla en su eficacia. El Valladolid, que merece todos los respetos por su constancia y superación, y por haber vuelto a Primera con un presupuesto muy modesto, tiró la toalla y centró su empeño en tratar de evitar que la herida no se infectara. De vez en cuando alguna salida corriendo mucho, pero con poca fortuna. Al filo del descanso Olmo chutó otra vez al palo. Empieza a ser curiosa la estadística que este chico tiene con la madera. Koundé no falló y marcó el tercero para coronar una primera parte fantástica.

Por decir algo, lo del horario. Calor insufrible en Montjuic, sobre todo en el lateral frente a la tribuna. Dejando a un lado la difícil visibilidad por el sol, la temperatura era de colapso. Habría que usar un poco más el sentido común a la hora de establecer el calendario. No es fácil, pero tampoco tan complicado. A pesar de la goleada, el Barça continuó atacando y Dani Olmo dando muestras de una calidad extraordinaria. Se hace difícil pensar por qué el Leipzig lo dejó escapar tan fácil. Es verdad que este tipo de frases hay que administrarlas, pero el fútbol que el Barça empezaba a hacer recordaba a los momentos eufóricos de Pep. El cuatro a cero llamaba a la puerta con insistencia.

Hay algo en favor de Laporta que hay que dejar claro: nunca quiso a Xavi y se lo tuvo que tragar, porque Koeman caía a pedazos y su entorno le repetía machaconamente que el único entrenador posible era el de Tarrasa. Evidentemente él era presidente y si lo aceptó, hay que considerarlo también su fracaso. Pero por intención, por casualidad o por Pinhas Zahavi, Hansi Flick parece mucho más su entrenador, o por decirlo de un modo más exacto, lo que él espera de un entrenador para considerarlo su apuesta real. Es fundamental que al alemán le retiren el profesor de español que le han buscado porque el grado actual de relación con los medios de comunicación es el óptimo y hablar poco es la gran receta para el banquillo azulgrana. Fermín, Eric García y Sergi Domínguez -debutante, 19 años- entraron por Casadó, Pedri y Cubarsí. Ferran, por Lewandowski. Raphinha marcó el cuarto y el quinto, ''hat-trick' del brasileño, el primero de su vida, el último tras una gran conducción y asistencia de Lamine Yamal.

Olmo y Ferran coronaron la tarde marcando el sexto y el séptimo. No sólo fueron los goles: algo más parece estar a punto de llegar.