Adam Scott quiere ganar un grande doce años después

Por lo visto este año en Oakmont, se están cumpliendo las primeras premisas, pues a un recorrido imposible para la inmensa mayoría de los participantes (sólo hay cuatro de ellos bajo par después de tres jornadas) se han sumado la lluvia y los vientos cambiantes que han dificultado mucho la gestión de los golpes por parte de los golfistas. Sin embargo, en cuanto a la selección de favoritos, hasta el undécimo puesto en el que figura Scottie Scheffler (+4), ninguno de los diez primeros cumple con los dos parámetros a la vez. Es cierto que hay grandes pegadores como el líder Sam Burns (-4) y expertos en los grandes como Adam Scott (-3) o Victor Hovland (-1), que van supliendo sus carencias en un apartado con aciertos en el otro. De ahí que se haga difícil dar un favorito para la última jornada del torneo.

Por lo visto en la ronda sabatina, los hombres que están en cabeza se están manejando con soltura en el ogro de Pensilvania. A Burns se le vio más suelto que a J. J. Spaun (-3) en los momentos de peligro, mientras que el noruego alternó momentos brillantes con otros más vulgares. Esto permitió que se les sumaran desde atrás los dos jugadores que firmaron las vueltas más bajas del día (67), Carlos Ortiz (par) y Scott, lo que deja un panorama muy abierto para la resolución del campeonato.

El día estuvo cambiante y las lluvias iniciales, si bien dejaron el campo más blando y jugable que en los días previos, pronto se tornaron en fuertes rachas de aire que volvieron locos a los golfistas que salieron en los primeros turnos. Jon Rahm (+7) fue uno de ellos y reconoció que no le habían ayudado nada esas circunstancias en un día en el que «no jugué bien, no pegué buenos tiros y no cogí una calle. Es cierto que lo intenté todo y no me dejé llevar, pero no puede aprovechar las pocas opciones que me daba». De todas formas, el de Barrica siguió culpando a su 'putter' de su pérdida de opciones al triunfo, pues «me está costando mucho leer los 'greens' y no consigo acertar con las caídas. Así es muy difícil hacer un buen resultado», concluyó.

Por su lado, los que terminaron en los últimos partidos se vieron beneficiados por un clima más benigno en el que pudieron frenar mejor la bola en los segundos tiros. Y el que más destacó fue el australiano Scott, que quiere reverdecer los laureles de campeón del Masters de Augusta de 2013. Acumula diecinueve top 10 en grandes en toda su carrera (con un primero, dos segundos y dos terceros entre ellos) y a sus 44 años puede estar ante su última oportunidad de pescar un salmón. «Estoy jugando muy bien y he tratado de sacar partido de ello de un modo un tanto conservador, asegurando las calles y no forzando en los tiros a bandera. Ahora bien, el domingo será otra historia, aunque no veo por qué el resultado tiene que ser diferente», comentó el 'aussie'. Su principal rival será Burns, que se congratulaba de «haber sabido gestionar bien las situaciones difíciles en las que me salía de pista, volviendo a ella con tranquilidad y luego salvando los pares. Llegar como líder a la última jornada del Open USA es algo con lo que he soñado desde niño, espero que pueda completar el trabajo», comentó esperanzado.