Sufrido empate de España

Atascado en un tanto durante los primeros siete minutos. Demasiadas imprecisiones contra una selección tan potente como la eslovena se manifestó en un 2-5 a los diez minutos de encuentro. Otra vez a sufrir.

Y mucho, porque a la mitad de la primera parte el marcador se mantenía constante en una diferencia de dos goles en contra de España, nerviosa por ver cómo el tiempo pasaba sin poder revertir la situación. La defensa mejoró, pero los contragolpes no llegaron a fructificar y se sucedieron las imprecisiones al pase. Faltó alguien que impusiera calma y pausa, pero también ritmo e ideas claras. Con independecia de ciertas decisiones arbitrales que volvieron a motivar la crispación en el banquillo español, ni siquiera la salida de Joan Cañellas supuso un cambio en la mentalidad al final de la segunda parte. Para muestra: a falta de dos segundos para el final, Valero Rivera erró un penalti que hubiera puesto el marcador a dos.

Le sentó bien el descanso a la selección, recuperada la calma y más contundecia atrás. Se consiguió el empate por primera vez en el encuentro en el minuto 43 , obra de un Víctor Tomás que lanzó con toda su rabia contra las mallas y contra la confusión en que se enredaban los de Manolo Cadenas. Rivera, después de perder una ocasión en el último segundo de la primera parte, selló por fin un lanzamiento desde los siete metros. Con un halo de seguridad entre los españoles, el partido volvía a empezar.

«¡Ya estamos!», repetía Manolo Cadenas en el tiempo muerto. Antonio García lo completó con un golazo para poner a la selección por delante en el marcador. Un pequeño trampolín que, sin embargo, no se materializó. Faltó continuidad en esa buena racha , y tampoco se encontraron soluciones a los enredos propios. Eslovenia no ayudaba con su velocidad al recuperar balones y en montar contraataques muy efectivos. Demasiado para los intereses españoles, un gol o dos por debajo a falta de cuatro minutos.

Apareció Cañellas de nuevo para coordinarse con Julen Aginagalde en un último intento de levantar el encuentro. Pero una falta en ataque a apenas 40 segundos dio la última posesión a Eslovenia, con un gol arriba. La garra de la selección española se escenificó en la figura de Cristian Ugalde , con un gol a la desesperada en los últimos diez segundos, y en la de todo el equipo en la barrera para dejar sin efecto el último lanzamiento esloveno. punto que, después de la tensión, sabe a gloria para los de Cadenas, que así lo celebraron.

Sufrió un tropiezo nada más aterrizar en el Europeo de Polonia . Restos de frutos secos se colaron en la primera comida en el hotel de concentración y su cuerpo los detectó: viaje al hospital por una reacción alérgica que le impidió disfrutar de los primeros entrenamientos y sesiones de vídeo. El seleccionador, Manolo Cadenas, esperó hasta el último instante, pocas horas antes del partido del estreno ante Alemania, para inscribirlo en la lista. Quería contar con él, pero en perfectas condiciones. Y Víctor Tomás respondió como sabe: con pasión, orgullo y seis goles. Máximo anotador del encuentro. Y mejor jugador. Con reacción alérgica.

A pesar de su 1'78, en comparación con sus compañeros, muchos de ellos rozando los dos metros, contar con Tomás en el extremo derecho es un seguro para la selección española: rápido en los contraataques, resolutivo en la definición. Sus 148 internacionalidades (y 482 goles) avalan la confianza que otorga a los seleccionadores. Campeón del mundo en 2013, bronce olímpico en 2012, bronce europeo en 2014, juega a favor de la experiencia. «Vi al equipo incluso demasiado bien en el Torneo Internacional de España. Para ser un amistoso no me esperaba encontrar los resultados que hicimos. No me gusta estar tan bien justo antes de un gran torneo . Prefiero sufrir un poco más», explicaba para ABC pocas horas antes de partir a Polonia.

Imprescindible también dentro del vestuario. Uno de los más efusivos a la hora de conseguir un gol, también es el primero que habla en las derrotas. Tanto en la selección, como en el club de su vida, el Barcelona, en el que pasó por todas las categorías inferiores hasta hacerse con la capitanía y una retahíla de títulos tremenda, nacionales e internacionales, con el equipo absoluto. Así, a pesar de la decepción, fue de los primeros en reprocharse un mal encuentro ante Polonia en el pasado Mundial de Qatar. « Todavía no me creo que perdiéramos la medalla de bronce », recuerda con un gusto todavía amargo un año después. De esas derrotas , llegaría a decir el seleccionador, se ha impulsado la ilusión del vestuario por resarcirse de ese resbalón y luchar por todo. «Aunque esto es un Europeo, y empezamos con un grupo durísimo. Cada partido será una final», auguraba Tomás.

Se comprobó en el debut, contra una Alemania rapidísima en ataque que desarboló la estrategia de Manolo Cadenas en los primeros compases. Una débil defensa provocó un inicio irregular y con nervios por parte de la selección, que tuvo que tirar más de oficio que de calidad para equilibrar la situación al borde del descanso. Decisiones arbitrales como la expulsión de Maqueda y tres inferioridade s provocaron que los de Cadenas apelaran a la ilusión con la que llegan a este Europeo, con un oro que podría darles el billete directo a Río 2016. De un parcial de 1-1 en esa complicada situación, pasaron a dominar. Y de ahí, a los primeros dos puntos. «En la segunda parte nos hemos comportado como un equipo y eso nos ha hecho ganar. Creo que el vestuario ha llegado en un gran punto de madurez », señalaba tras el 32-29 a Alemania.

Sin embargo, el Europeo de Polonia no ha hecho más que comenzar y hoy hay en juego otra final: contra Eslovenia . Cadenas la define como la selección de más calidad del duro grupo en el que está España. Liderados por Veselin Vujovic en el banquillo no estuvo en el Europeo de Dinamarca de 2014 y España la dejó sin final en el Mundial de España. Además, ha sufrido un inesperado revés en este comienzo de torneo al caer contra Suecia (23-21). Un marcador maquillado gracias al pivote Matej Gaber y al extremo Dragan Gajic, con cinco y cuatro goles respectivamente, pues la diferencia llegó a ser de ocho tantos. Con empate a 20, las esperanzas eslovenas chocaron una y otra vez contra el portero sueco: Mattias Andersson.