Viaje a los orígenes de Mike Tyson: «Estaba muerto de miedo, pero salí de allí con 100 dólares»

De Tyson se sabe que se inició en el boxeo a los 13 años en el correccional. Era un chaval problemático de Brooklyn al que la falta de un entorno familiar estable le llevó a la Tryon School for Boys, el reformatorio con peor fama de todo Nueva York. Bobby Stewart era uno de los guardas, un «runner» aficionado que también había hecho sus pinitos en el boxeo. Él enseñó a Tyson los primeros movimientos para defenderse del acoso de los internos más mayores. En apenas unas semanas fue consciente del potencial del chico y se lo presentó a Cus D’Amato, un afamado entrenador que había llevado la carrera, entre otros muchos, de Floyd Patterson. D’Amato no solo se convirtió en el preparador de Tyson, sino también en su tutor legal.

Tyson se convirtió en profesional con solo 18 años después del estrepitoso fracaso que supuso no clasificarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Hasta en dos ocasiones le derrotó Henry Tillman en las clasificatorias. Aquel fue un duro golpe que convenció a D’Amato, que estaba seguro de que la potencia de manos y el empuje de Tyson no estaban hechos para el boxeo amateur. Años más tarde, Tyson se tomó la revancha derrotando a Tillman por K. O. en su primera pelea tras perder el cinturón de los pesados ante James «Buster» Douglas.

El debut se programó para el 6 de marzo de 1985, en una velada en la que también pelearía Kevin Rooney, el entrenador de esquina de Tyson. El lugar elegido fue el Empire State Plaza Convention Center, en Albany. Y como rival se escogió a Hector Mercedes , un púgil de origen puertorriqueño que vivía en Lowell, Massachussets, a escasas dos horas en coche del lugar de la pelea. Mercedes tampoco llegaba a los 20 años y tenía un palmarés de tres derrotas en otros tantos combates. Una víctima ideal. «Probablemente no tenía ni idea de contra quién iba a pelear», reveló años después Bob Miller, promotor de la velada junto a su mujer, Lorraine.

Tyson llegó al escenario del combate junto a Rooney, D’Amato y Jimmy Jacobs , que se había convertido en su mánager. Saltó al ring con un calzón blanco con rayas rojas laterales y zapatillas azules. No fue hasta más adelante cuando adoptó el tradicional color negro en su indumentaria con el que se hizo famoso.

Para promocionar el combate se habían impreso 500 carteles que se repartieron por las fachadas de Albany . Fueron 2.000 espectadores que hoy se pueden considerar privilegiados. Pero ni de lejos se llenó.

La pelea en sí tuvo poca historia. Mercedes salió con brío y conectó una buena mano izquierda, pero pronto se dio cuenta de que enfrente no tenía a un cualquiera. No estaba acostumbrado a la velocidad de los golpes de Tyson . Una ráfaga de jabs mandó al puertorriqueño a la esquina. Allí, el futuro campeón conectó una nueva serie de golpes y remató con un gancho de izquierda al cuerpo que provocó un dolor punzante en las costillas de Mercedes. Puso la rodilla en el piso y ya no quiso recibir más. Un minuto y 47 segundos después terminaba la primera pelea de Tyson.

«El promotor perdió dinero con esa pelea», dijo años después Tyson. «Jimmy apareció con 500 dólares . Le dio 50 a Rooney y se quedó con 350 para meterlos en el banco. Salí de allí con 100 pavos».

Antes de que acabara 1985 , Tyson había subido al ring en otras 14 ocasiones. A veces hacía hasta dos peleas al mes porque los rivales no le duraban más allá del cuarto asalto. Un año y medio después de su debut, Tyson ya era campeón del mundo. Ahí acabó el adolescente y comenzó a fraguarse el juguete roto, que ahora, con 54 años, se empeña en prolongar su leyenda. No pelea desde 2006 y, según varias informaciones, recibirá 10 millones de euros por su regreso que tiene previsto donar a la caridad.