Calafat: «El Annapurna me da miedo»

Esta vez su víctima fue un mallorquín que días antes se había anotado su tercer ochomil (Cho Oyu y Everest) en la expedición que capitaneaba Oyarzabal. Con el alpinista alavés comenzó a escalar hace dos años, con quien compartió ascensión al Shisha.

Pero su afición por la montaña venía de mucho antes, de cuando compartía proyectos e ilusiones con Toni Quetglas y Juan Antonio Oliveri, de ahí que les denominaran ‘los mallorquines’. Éste último recordaba junto a la familia del fallecido –deja mujer y dos hijos– la primera ascensión al Aneto, cuando tenían 18 años. Después de los Pirineos y los Alpes, llegaría la primera experidición fuera de Europa, al Aconcagua, en 1999. Y después, en esa línea de progresión, el primer ochomil, en 2004, cuando hizo cumbre en el Cho Oyu.

Al margen de sus expediciones, Calafat era un deportista polifacético, muy conocido en Baleares. El tiempo libre que le dejaba su trabajo –técnico de telecomunicaciones– lo invertía en raids de aventura, maratones de montaña o triatlones. De hecho, tras conocerse su fallecimiento, la Cursa de Soller estará dedicada al montañero fallecido. Y es que Calafat fue uno de los impulsores de las carreras de montaña en Baleares.