Flanagan «esconde» a Petrov el mundial de los ligeros

En los minutos previos al combate, Petrov hizo el paseíllo hacia el ring solo y con paso decidido . Allí le iban a subir a Terry Flanagan, dueño del cinturón de la Organización Mundial de Boxeo (WBO por sus siglas en inglés), un título que en el último lustro se han turnado tres boxeadores ingleses como si fuera la virgencita de un pueblo de la Meseta.

Aunque pesar de estar bien situado en el ranking de otras organizaciones, Petrov aceptó hacer el mundial en Mánchester porque solo se vive una vez y porque en la boca del lobo es donde brillan los grandes boxeadores. Valiente fue su decisión hace unos meses y valiente fue anoche su pelea. Tanto, que el primer asalto se esfumó con Petrov impetuoso y algo destapado. El hispano-ruso prometió en la previa una persecución sobre Flanagan, consciente de que una pelea a los puntos fuera de casa es un tiro al aire. En el segundo, Flanagan le miraba por la rendija de sus guantes y devolvía los golpes con corrección, que es lo mínimo que se pide para defender un título. Lanzaba poco pero con puntería mientras Petrov le perseguía meneando la cintura.

El primer golpe con poderío del español llegó en el tercer round , que es cuando la pelea entró en el escenario que a él le convenía. Llevar el combate a una discusión técnica le iba a quitar muchas opciones de triunfo y Petrov se decidió a imponer su estilo. Hace tiempo que el vallecano sumó a su técnica una batidora en cada brazo: golpea mucho y combina, pero Terry Flanagan se escapó bien porque además de buenas contras tiene un zanco en cada pierna .

« Baja las rodillas, estás esperando mucho », le pidió a Petrov Danny Zamora, su entrenador. Ese mensaje de seis palabras era el compendio de todo lo que necesitaba: algo más de esquiva y otro punto de decisión. Es fácil decirlo y hay que reconocer que el ruso hizo lo imposible para que la pelea no se enfriase, pero cada contra de Flanagan era un palito en su autoestima. El inglés se vio tan cómodo que en el tramo final que se atrevió a intercambiar golpes.

Petrov se lanzó a la batalla con esa forma tan suya de boxear, mirando al frente como por debajo de una visera. Ese atrevimiento le costó un corte profundo sobre la ceja derecha. Un cabezazo fortuito le tuvo sangrando los dos últimos asaltos, justo cuando Flanagan ya se sabía ganador.

La oportunidad de Petrov se agotó entre combinaciones suicidas y ataques al costado. Flanagan se agarraba y Petrov se retorcía , porque son muchos años esperando un día así como para marcharse a casa con algún golpe sin tirar. El abrazo final de Petrov hizo pensar que se sabía perdedor. Se limpió la frente y le reconoció la inteligencia a Flanagan, que supo guardar cuando tocaba y puntuar casi siempre, por eso el resultado fue claro (aunque quizá abultado): 116-112, 120-108, 118-110.

Petrov tiene 34 años y alguna bala más en la guantera. Si los organismos le guardan el sitio, no sería extraño verle en otra pelea grande.