Wham!, el éxito que encerró a George Michael en el armario

Little Richard, Freddie Mercury, Ricky Martin, Melissa Etheridge, Pablo Alborán, Vanesa Martín... la lista de artistas que mantuvieron su sexualidad en secreto durante años es interminable. Lo que no sabemos es si hacerlo fue decisión propia, o impuesta. Y en el caso de George Michael quien le metió en el armario y echó la llave fue su compañero de Wham!, Andrew Ridgeley, que además se suponía que era su mejor amigo.

Así lo cuentan ellos mismos en 'Wham!', nuevo documental de Netflix dirigido por Chris Smith (responsable de películas como 'American Movie' o 'The Yes Men' y documentales como 'Fyre: The Greatest Party That Never Happened', 'Jim & Andy: The Great Beyond' o 'Tiger King'), que repasa la breve pero intensa trayectoria de uno de los fenómenos de mayor éxito comercial del pop británico de los ochenta.

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La historia de George y Andrew es sorprendentemente emotiva. Uno podría imaginar que fueron escogidos en un casting para hacer un dúo prefabricado, pero nada más lejos. Eran amigos desde la infancia, y cuando se lanzaron al negocio de la música lo hicieron por pura diversión, de una forma extremadamente naíf, grabando canciones y dando conciertos entre risas despreocupadas, pero con la firme intención de que la cosa durara.

Más sorpresas: el primer tema de Wham! fue un rap de crítica social. «¡Wham! ¡bam! ¡Soy un hombre! Con empleo o sin empleo, no puedes decirme que no lo soy. Hola a todos miradme, tengo credibilidad callejera. Puede que no tenga trabajo, pero me lo paso bien con los chicos que me encuentro en la calle», decía el single 'Wham Rap! (Enjoy What You Do)', una canción con la que el dúo estaba convencido de que arrasaría. La llevaron a varias discográficas y no le gustó a ninguna, pero gracias a un contacto del barrio consiguieron un modesto contrato con un sello que la publicó... sin el menor éxito. Lanzaron una segunda apuesta, 'Young Guns', y tampoco pasó nada.

Entonces llegó su golpe de suerte en forma de llamada telefónica. El mítico programa de televisión 'Top of the Pops' se había quedado en bragas porque un artista canceló su actuación, y consiguieron el número del representante de Wham! para proponerles actuar en su lugar. Y ¡bum! Quedó demostrado que una buena canción siempre se queda en el limbo si no tiene suficiente exposición.

El éxito instantáneo tras salir en la caja tonta cambió radicalmente la idiosincrasia de Wham!. Dejaron de escribir letras de contenido social y se entregaron a un hedonismo exacerbado que llegó a su culmen durante una visita a Ibiza. Y fue allí, en la isla pitiusa, donde George Michael decidió que tenía que contarle al mundo algo muy importante: que era gay. Tras el duro proceso de la toma de decisión, George acudió sonriente a Andrew para hablarle de la sensación de liberación que le invadió al darse cuenta de que llevaba años engañándose a sí mismo y a los que le rodeaban. Pero la respuesta de su amigo y compañero fue «ni se te ocurra contarlo».

«En ese momento pensé que quizá tuviera razón, pero con el tiempo me di cuenta de que hablé del tema con la persona menos adecuada», lamenta George Michael en una de las declaraciones de archivo que se muestran en el documental. A partir de ahí, Wham! dejó de ser lo que era.

Movido por un impulso estajanovista para mantener su mente ocupada con el trabajo, Michael tomó las riendas de Wham! con tal autoridad que Andrew sólo pudo sentarse a mirar. Se ocupó de la composición de todas las canciones, adquirió el papel de front-man e incluso se convirtió en el productor de sus discos, de forma que el dúo cada vez parecía menos una cosa de dos. De hecho, Andrew aceptó que ya no pintaba nada con bastante cuajo y se dedicó a disfrutar de la gloria mientras pudiera.

Las inolvidables 'Careless Whisper', 'Everything she wants', 'Wake me up Before You Go Go' y 'Last Christmas' elevaron el nombre de Wham! a la estratosfera pop entre 1984 y 1985, y al cabo de poco más de un año, se anunció su disolución con un concierto de despedida en el estadio de Wembley.

El resto de la historia ya no se cuenta en el documental, pero todos la conocemos. En 1987 George Michael debutó en solitario con el superventas 'Faith', y seguramente por la inercia, siguió ocultando su orientación sexual. Tardaría más de diez años en revelarla y sólo lo hizo cuando no le quedó más remedio, tras ser detenido por un policía de incógnito al que ofreció entablar una relación sexual en un baño público de Beverly Hills. A los pocos meses, salió del armario en una entrevista en la CNN en la que por fin, pudo mostrarse tal como era. «No tengo problemas con que la gente sepa que tengo una relación con un hombre en este momento. No me siento avergonzado. Me siento estúpido, imprudente y débil por haber expuesto mi sexualidad de esta manera».