La vida secreta de Gabriel García Márquez: «Oh, ¿este libro es mío? Será mejor que lo empiece de nuevo»
Cuando se cumplen diez años de la muerte del escritor colombiano, su hijo Rodrigo García habla en 'The Sunday Times' de la demencia de su padre
«Llegó a odiar el libro. Se refería a él como 'la pinche novela'», asegura sobre la relación de su padre con 'Cien años de soledad'
La novela inédita de Gabriel García Márquez se publicará España en 2024
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Iniciar sesiónCuando la muerte ya rondaba el Pedregal de San Ángel y Gabriel García Márquez intuía que el final no andaba demasiado lejos, agarró a su hijo Rodrigo y le confesó que, más que miedo, lo que tenía era una inmensa tristeza. Estaba empezando a ... perder la cabeza y, asegura su hijo, era «angustiosamente consciente de ello». «¿No te das cuenta de que mi cabeza ahora es una mierda?«, decía el autor de 'Cien años de soledad'.
Entonces agarraba un libro y empezaba a ojearlo sin saber quien era el autor. «Más tarde veía su foto en la portada y decía: 'Oh, ¿este libro es mío? Será mejor que lo empiece de nuevo'», recuerda Rodrigo García en una extensa y emotiva entrevista con 'The Sunday Times'.
Un charla que llega poco antes del décimo aniversario de la muerte de Gabo el 17 de abril de 2014 y de la publicación, el 6 de marzo, de la novela póstuma 'En agosto nos vemos', y en la que el hijo del Nobel colombiano ahonda en la demencia de su padre, la hija que mantuvo en secreto y el sonado 'beef' con Mario Vargas Llosa. «Si no hubiese sido por las esposas, habría habido un acercamiento», asegura Rodrigo García a propósito de aquel mamporro que acabó con el 'boom'. «En algún momento de la década de 2000 se enviaban señales de humo entre ellos, pero creo que las esposas lo mataron», añade.
No apunta García hijo nuevos detalles sobre el puñetazo que Vargas Llosa le propinó a su padre en 1976, pero sí que abona la versión más extendida. O una de ellas. «He oído versiones», explica Rodrigo. «Una era que Mario había dejado a su esposa, Patricia, por otra persona. Mis padres se habían puesto del lado de Patricia. Y si eso incluía que mi papá coqueteara con Patricia, no lo sé. Pero para ser justos, todo eran chismes».
Tres vidas
Asegura Rodrigo que, como todo buen artista, su padre tenía tres vidas: la pública, la privada y la secreta. Tres pedazos de un mismo mapa que empezó a agrietarse en 2012, cuando la memoria comenzó a fallar y aparecieron los primeros síntomas de demencia. Al final, añade, apenas reconocía a nadie. Sólo a su mujer, Mercedes Barcha. «Reconocía a mi madre como la persona principal, el alter ego, pero no creo que supiese su nombre. No nos reconocía ni a mi hermano ni a mí -explica-. Recuerdo una vez que conducía de regreso de un restaurante a casa y él estaba sentado detrás con con una de mis hijas y podía verlo ponerse ansioso por estar al cuidado de extraños».
Antes de eso, Gabriel García Márquez hizo historia, tuvo una hija secreta y aborreció la novela que le dio la fama. «Llegó a odiar el libro, porque durante años era 'Cien años de soledad esto', 'Cien años de soledad aquello'. Se refería al libro como 'la pinche novela, esa maldita novela». El éxito de 'El amor en los tiempos del cólera' le reconcilió con 'Cien años de soledad'. Creo que hacia el final la perdonó un poco más«, recuerda su hijo.
Entre otras revelaciones, Rodrigo García también explica su padre visitaba con regularidad a Indira Cato, la hija que tuvo con la periodista Susana Cato, a quien conoció en un taller de guion que impartía en Cuba. «Estoy seguro de que luchó por mantenerse conectado con ella cuando perdió la memoria», añade.
En la conversación, el hijo de García Márquez se refiere a su padre como una suerte de Mick Jagger de la literatura y defiende que, más que intelectual, era un artista. A secas. «Mi papá era sólo un artista; sólo leía lo que le gustaba. Por ejemplo, nunca le gustó Proust y dijo que 'En busca del tiempo perdido' era lo más aburrido y afrancesado que había leído jamás«, desvela.
Gabriel García Márquez falleció el 17 de abril de 2014. Tenía 87 años y, en aquel momento, se dio por hecho que ‘Memorias de mis putas tristes’, aparecido en 2004, sería su última novela. El año pasado, sin embargo, los herederos del Nobel anunciaron la publicación de ‘En agosto nos vemos’, novela inédita que García Márquez arrastró durante años y cuyo manuscrito apareció entre los papeles depositados en el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas.
Se trata de una novela breve, apenas 150 páginas, que el colombiano habría empezado a finales de los noventa y que dejó aparcada para escribir sus memorias, ‘Vivir para contarla’. Compuesta por cinco secciones, ‘En agosto nos vemos’ es la historia de Ana Magdalena Bach, una mujer toma cada 16 de agosto el transbordador para viajar el pueblo en el que esté enterrada su madre y contarle sus aventuras sexuales y extramaritales.
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