Muere Paco Corpas, matador de toros y defensor de los toreros
Además de su triunfos taurinos, logró la integración de los diestros al Régimen General de la Seguridad Social.
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Paco Corpas
Pocos días después de cumplir los 89 años, ha fallecido en Madrid el matador de toros Paco Corpas. También lo fue su hermano Carlos, que murió en el 2005. Eran hijos de un novillero y banderillero; luego, conserje de la Plaza barcelonesa de Las Arenas. Los dos hermanos prácticamente se criaron en esa Plaza: un claro testimonio contra los que niegan la tradición taurina catalana.
Paco era torero de buena cabeza, variado repertorio y grandes facultades. Recuerdo la facilidad con que él y su hermano saltaban la barrera, prácticamente sin apoyo.
Comenzó a torear en Francia antes de los 16 años, la edad exigida en España. Toreó más de cien novilladas picadas. Con el oficio bien aprendido, tomó la alternativa en Pamplona, el 7 de julio de 1956, de manos de Joselito Huerta (que sustituía a Antonio Ordóñez), con Gregorio Sánchez como testigo. Alternó con las grandes figuras de los años cincuenta y sesenta. Toreó 16 temporadas seguidas como matador. Tuvo una proyección internacional: además de América, llegó a torear en Angola, Mozambique y hasta en China. Se retiró en 1971.
Brilló especialmente en las banderillas: unía el conocimiento de los terrenos a unas excepcionales condiciones atléticas. Ha pasado a la historia porque, en tres ocasiones, el público le obligó a dar la vuelta al ruedo, después del segundo tercio: en su presentación en Las Ventas, en 1956; en el mismo coso, ya como matador, el 18 de julio de 1964 ; al año siguiente, en la Plaza de Sevilla. No sé si algún otro torero lo ha conseguido.
Después de retirarse, siguió vinculado a los toros. Casado con la hermana de Jumillano, formaba parte de los propietarios del coso de Valladolid. Consagró todos su afanes a la defensa de los derechos de los diestros. Presidió la Agrupación Sindical de Toreros y logró, en 1978, que se les integrara en el Régimen General de la Seguridad Social, con las ventajas que eso supone para su jubilación. Cuenta esas luchas en un libro reciente, «Historial de la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos de Toreros».
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Nos conocíamos hace muchos años. Hasta hace poco, me solía llamar para reñirme, con todo afecto, cuando no estaba de acuerdo con alguna valoración de mi crónica o para señalar algún error de la información taurina de ABC. Era aficionado exigente y sagaz. Dedicó toda su vida a los toros y a la defensa de la Fiesta.
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