Los naturales Damián Castaño y la casta de Mochuelo hacen vibrar a Las Ventas en el primer desafío ganadero

Abrió el primer desafío venteño Molinillo. El de Valdellán se metía por dentro de salida en el capote de Paco Ramos, y mostró poca fuerza en los siguientes tercios, como se apreció en su debilidad de remos, tras pasar por el caballo. Ramos comenzó la faena sacándose al animal por bajo. Como tenía poco recorrido, lo citaba el castellonense con la muleta retrasada, para así aprovechar las embestidas del burel, que no terminaba de transmitir. Por el izquierdo se quedaba más corto.

Generoso se mostró Damián Castaño con Mochuelo, luciéndolo en el caballo de Rafael Agudo, en el que tomó tres varas, yendo pronto y empujando al peto. Tras una buena lidia de Marco Galán, brindó a su paisano Marco Pérez, el niño prodigio que debutará con picadores el próximo mes. Comenzó con torería, sacándose el toro a los medios, donde pronto se vio que, por el pitón derecho, colocaba la cara, con transmisión, entrega y casta. El salmantino supo darle series ligadas y aprovechar la buena movilidad del astado. Lo mejor vino al natural, por done el toro iba más largo, y el torero relajó la figura, templando las embestidas del de Valdellán, siempre fijo en la franela. Dio muletazos que hicieron rugir a los tendidos, entregados al espectáculo de toro y torero. Cuando la faena estaba cogiendo rotundidad, cambió la espada y se perfiló. El salmantino consideró que era el momento de pasaportar al animal, pero en la plaza quedó la sensación de que a Mochuelo aún le quedaba algo más. No obstante, de haber estado acertado con los aceros, habría cortado una importante oreja. Lástima la espada, que dejó aquello en vuelta al ruedo para el torero y ovación para Mochuelo, que había aguantado una exigente lidia.

Noticia Relacionada

La madurez ya consabida de Manuel Román triunfa en la corrida del Motín de Aranjuez

Alicia P. Velarde

El novillero cordobés desoreja al sexto y sale por la puerta grande. Ribeiro Telles y Álvaro Lorenzo pudieron haberle acompañado de haber acertado con la espada

Mirasuelos poco tuvo que ver con su hermano. Lo dejaron largo en el caballo, respondiendo de aquella manera el toro, sin emplearse en ninguna de las tres varas. Estuvo por encima Luis Gerpe, intentando alargarle la embestida y sacarle todo a su oponente, pero lo cierto es que había muy poca historia. Para intentar conectar con los tendidos, intentó hacer Gerpe unas manoletinas que pudieron costarle más que un susto, pues el de Valdellán lo encunó con violencia, aunque quedará todo en un volteretón sin mayores consecuencias. Con media deprendida acabó este tercer capítulo.

Caña, primero de Juan Luis Fraile, era un tío. En el caballo no se empleó nunca: un primer puyazo haciendo sonar el estribo, un segundo saliendo suelto y un tercero -que recibió más por no haberse podido picar bien aún, ya que bravura había mostrado no tener- en el que se repuchó. Con los clarines del cambio de tercio vino la lluvia. Una cortina cayó durante el tercio de banderillas, y, mientras la gente salía en busca del refugio de las gradas y andanadas, la cuadrilla tuvo que enfrentarse a las complicaciones del animal. Prácticamente vacíos quedaron los tendidos, cuando Ramos, con la montera calada, iniciaba la faena. Si su primer oponente tuvo media embestida, menos tenía éste. Se le quedaba debajo cuando iba, y esperaba cuando no. El toro no ayudó nada a la hora de matar, estando completamente parado y tapando la salida. Poco acertado estuvo Ramos con la espada, pero tuvo mucho mérito estar con esa alimaña bajo el aguacero.

Dos guadañas tenía Espartillo, que cumplió en varas mientras las nubes negras se iban, y tendía a echar las manos por delante en banderillas. También con la muleta calada toreó Damián Castaño al de Juan Luis Fraile, buscando la verticalidad y torear con la figura relajada, pero el toro se topaba y se defendía por esa falta de fuerzas, desluciendo los muletazos. Le costaba mucho repetir, poniendo la cara por las nubes. No tuvo la maldad de su hermano, pero poco se podía hacer con él. Le tapó a Castaño la salida con la tizona, levantándole los pies del suelo al prenderle por la chaquetilla, sin aparentes consecuencias. Saludó recibiendo una ovación.

Garbancero mostró falta de fuerza de salida, y fue protestado los primeros tercios, pues no se empleó en el caballo, y estaba completamente parado en banderillas. Brindó Gerpe a Miguel Ángel de las Heras, su subalterno, y comenzó doblándose con el de J. L. Fraile, que se defendía y tenía mala clase. Logró robarle el toledano muletazos muy meritorios, mientras el toro le hacía una radiografía antes de ir al engaño. Por el izquierdo no tenía uno, aunque el torero intentó robarle pases por ambos pitones. Por encima estuvo Luis de este sexto, mientras volvía a llover con mucha intensidad. Logró meter bien la mano con el estoque, tras un pinchazo, aunque necesitó del verduguillo para acabar con el toro.