Ejea: Tarde redonda de Alberto Álvarez ante sus paisanos

El aragonés Alberto Álvarez no se atropelló, al contrario, y toreó con pausa y relajó en una tarde que le resultó triunfal. Dos orejas a cada uno de sus toros y felicidad en el semblante, al menos por un día. Que no es fácil estar a la altura de dos toros de noble condición cuando se tiene la necesidad de buscar el triunfo en cada oportunidad que se le presenta. Despacioso en el recibo con el capote al segundo y centrado al pasar de muleta sin dudas y con firmeza, que hubo de ser sutileza. Sobresalieron los naturales largos y de buen trazo, como con el quinto al que llevó igualmente a derechas con mano baja. La espada refrendó dos faenas de entrega y sorprendente oficio. Oportunidad aprovechada, otra cosa es cuándo le llegará la próxima.

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Buena hasta decir basta la corrida de Salvador Domecq, con caja y cortita de pitones, que permitió que tanto Sebastián Castella como Daniel Luque pusieran algo más de garra que el toreo correcto. Que no se enfadaron, vamos.

Castella pecho con el más deslucido, el primero, y le cortó una oreja al cuarto en labor de largometraje. Y Luque anduvo por las líneas de lo políticamente correcto, una oreja a cada toro y a hombros con el aragonés.