Curro Vázquez apuesta por el talento de Emiliano Osornio

Quien ha ido a la Monumental madrileña estos días ya invernales, asegura que ahí sigue el de Linares pegando esos trincherazos que hicieron rugir la plaza. Ha dejado claro Curro que ha sido una excepción ese festival, en homenaje a su íntimo amigo Antoñete. ¡Bendita excepción! Sobre todo para aquellos que no pudieron verle cuando estaba en activo.

Uno de esos chavales es Emiliano Osornio, que no había nacido cuando Vázquez toreó su última corrida. El novillero mexicano y el maestro de Linares se conocen desde hace dos años, como recuerda Curro: «Fernando Pérez Salazar es amigo mío desde que llegué a México hace más de cincuenta años -cuenta a ABC-, y me lo recomendaron, y me pidieron que lo llevara al campo». Después, ha venido «a casa de vez en cuando, le he estado siguiendo en las novilladas que ha toreado, y la verdad es que está sorprendiendo a los sitios que va por el toreo que practica».

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Salvando las distancias, evidentemente, continúa el concepto de Curro: «Él está empezando, pero tiene la línea de toreo que a mí me ha gustado siempre: muy puro y con mucha clase, y es muy difícil tener todas esas cualidades empezando. Yo hace muchos años que no veo a novillero con las condiciones que tiene Emiliano». El tiempo, como siempre, será el juez que confirme esas expectativas.

«El momento que yo atravieso, por la edad que tengo, si puedo hacer cosas importantes para la tauromaquia, voy a hacerlas», explica el maestro, que ve en Osornio la figura que une el poder apoyar a la tauromaquia en México, «que no está en su mejor momento», y poder dar un empujón a las novilladas. «Es lo que me apetece hacer este año», finaliza Vázquez.

El mexicano, que ya venía mostrando detalles interesantes desde el año pasado, ha pegado un golpe sobre la mesa este final de campaña, llevándose el Zapato de Oro de Arnedo y siendo premiado como mejor faena de la Feria de Arganda. Toreó en la Feria de Otoño, y, aunque no pudo redondear la buena racha que llevaba, pudo dejar algunas pinceladas de las virtudes que le cantaba su nuevo apoderado. Hasta el momento, había apostado por él Jesús de Alba, que continuará acompañando al novillero.