El VAR del tendido
Una tarde en la 'Monumental Pachá'
«Menos alcohol y más educación», desplegaron en una pancarta en la grada del 6 para criticar la «discoteca» en la que últimamente se ha convertido la plaza de Las Ventas
La pancarta de la grada del 6
Una pancarta gigante se desplegó en la grada del 6 tras romper el paseíllo: «Menos alcohol y más educación», escribieron los chavales de la Asociación Juvenil Taurina. En tamaño XXL, para que a los ebrios no les bailaran las letras. Aunque no faltó el botellón ... que algunos forman en lo alto del tendido, no hubo ayer tanto paseo escalera arriba, escalera abajo, para rellenar la copa. «Lo del sábado fue lamentable», comentaba la afición de la 'Monumental Pachá', que eso es «lo que últimamente parece» el 237 de la calle de Alcalá. «Si mi padre levan-tara la cabeza y viese la discoteca en la que se ha convertido una plaza tan seria...», comentó un abonado que ya peinaba canas. «Hay que atraer a los jóvenes», apuntó otro. El escritor Jesús Soto de Paula, el jerezano que torea por aforismos, ahondaba en una reflexión: «Se buscan aficionados cabales, respetuosos y sensibles con la historia del toreo, que sepan sentarse, ver, oír y callar».
La polémica se avivó desde por la mañana a la par que se animaba el baile de corrales. El sanedrín de veterinarios, con el argumento del trapío (visto lo visto, ya no se sabe cuál es cada día), aprobó solo cuatro toros de la ganadería titular. «El presidente de Las Ventas necesita ir con urgencia a un oculista», criticaba Solera Toros mientras mostraba la imagen de uno de los torrealtas que volvió al campo gaditano. «Rechazado uno de los mejor presentados. Tauri-nos de taberna, corbata y postureo. Y lo peor, con mando», protestaba José Vega. Otros aficionados opinaban que ese ejemplar de Borja Prado solo «se tapaba por la cara» y que el cuerpo que acompañaba a los pitones era el de «una sardina».
La división de opiniones siguió en el patio de arrastre. La tarde pintaba calentita. Y más se caldeó cuando, después del serio remiendo de Matilla –«qué buen toro para debutar», se oyó en el callejón–, salió el segundo: «Miau, miau», tarareaban en el sol antes de la nota de violín de Fandila: «Es artista y atleta como Paquirri», compararon en zona preferente mientras se establecía un debate a favor y en contra del cartel de banderilleros. Pronto el coloquio regresó al asunto del ganado. «¡Toro, toro!», pedía un sector cuando asomó el cuarto. Y comportamiento de toro tuvo: duro, con codiciosa casta, «hasta revolverse y ponerse muy costoso». Tras otro 'tío' de García Jiménez, cerró un sexto de feota presencia y con complicaciones. A por todas salió Leo, otro mexicano que se entregó: «Se ha dejado matar», señaló Álvaro López. La despedida la puso el vecino de atrás: «Para el torero no hay toro pequeño y para el espectador no hay copa lo suficientemente grande».