Sergio Serrano y Garañuelo, un gran espectáculo
El albaceteño roza el gran triunfo, pero pincha al mejor toro de Victorino
El VAR del tendido: del puyazo de «la plaza en ruinas» a un toro 10
Sergio Serrano, con el segundo toro de Victorino
Lo advierte Cervantes, al comienzo del último capítulo del 'Quijote': «Como las cosas humanas no son eternas, yendo siempre en declinación…» También llega a su final esta Feria. Los toros de Victorino dan juego desigual; destaca el segundo, espectacular, con el que Sergio Serrano roza ... el gran triunfo. Ferrera y Román, sólo voluntariosos.
En el primero, saludan Chacón, por un buen par, y Fernando Sánchez, por uno, excepcional, andando hasta el toro, que es pegajoso, se defiende y Ferrera no se confía, mata a la segunda. En el cuarto, incierto, Fernando Sánchez coloca dos pares monumentales: es el indiscutible triunfador de la Feria. A base de recursos, con mucho oficio, Ferrera le saca algunos muletazos, en medio de una división, y mata caído.
En la última Feria de Albacete, Garañuelo, de Victorino, ganó todos los premios al más bravo y, con él, Sergio Serrano fue el gran triunfador. Esta tarde, repite con otro Garañuelo y vuelven a dar un gran espectáculo. Acude a portagayola, el toro se para y lo atropella. En los primeros tercios, parece ser peligroso. Cuando Sergio se pone en su sitio, resulta ser un gran toro, humilla, repite, hace el avión. La plaza entera enloquece, tiene las orejas (las dos) en la mano pero falla lamentablemente con los aceros. Vuelve a portagayola en el quinto, incierto, menos peligroso pero menos emocionante. Faena voluntariosa y vuelve a fallar con la espada. Sin matar, no cabe triunfar.
El tercero, bien picado por Manuel Jesús Ruiz Román, se para pronto. Román provoca bien la arrancada pero no consigue vencer el defecto y mata mal. En el último, deslucido, Román sólo puede mostrar voluntad sin fruto.
Digo adiós a los vecinos después de casi treinta tardes. Uno de ellos me pasa un papel lleno de garabatos: «Son coplas manriqueñas». Las leo: «Con Garañuelo, Serrano/ es ejemplo de bravura/ emocionante/ pero fallan los aceros/ y el gran triunfo se ha esfumado/ en un instante./ Después de ver nuestra plaza/ llena tantas tardes hasta/ la bandera;/ después de haber comprobado/ que Las Ventas sigue siendo/ la primera./ Después de ver tantas reses,/ toros flojos, toros mansos,/ toros fieros;/ después de haber aplaudido/ por su valor y su arte/ a los toreros./ Después de que el Rey Felipe/ reciba aquellos aplausos/ tan sinceros/ y después de que Isabel/ Díaz Ayuso cautivara/ al más severo./ Después de que Julián López/ demostrara que es tan grande/ lidiador/ y viéramos que Morante/ es, de todos los artistas,/ el mejor./ Después de que Ángel Téllez/ y Tomás Rufo encendieran/ mi ilusión/ con el temple, la armonía,/ el clasicismo, la entrega/ y la pasión./ Después de aplaudir sin tasa/ a varios buenos toreros/ mexicanos/ porque los toros nos unen/ y los sentimos muy cerca,/ como hermanos,/ ha llegado ya el final,/ con la pena y el dolor/ de lo que pierdo/ pero me queda el sabor/ y me deja gran consuelo/ su recuerdo./ Me voy triste de Las Ventas,/ que se ha quedado en silencio,/ abandonada./ Pero por muy poco tiempo/ porque el próximo domingo…/ ¡hay novillada!».