Día Mundial de la Poesía

Vicente Aleixandre, el toreo y el sentimiento trágico de la vida del español

Para el Nobel, Joselito era la «síntesis del arte de torear» y Belmonte era «alboroto y cataclismo»

El poeta Vicente Aleixandre ABC

Ángel G. Abad

«Conservo un gran respeto y una especie de adhesión carnal, que como español no puedo evitar, a ese misterio que en último término es una corrida de toros ». Son palabras de Vicente Aleixandr e, uno de los más destacados poetas de la ... Generación del 27, quien después de pasar por el «exilio interior» tras la guerra civil, fue académico de la Lengua y culminó su carrera con el premio Nobel en 1977.

Estamos en marzo de hace justo medio siglo, y el poeta sevillano, nacido en 1898 y fallecido en 1984, confiesa su vinculación con el toreo en una entrevista publicada en el semanario 'El Ruedo '. Desde la primera corrida que presenció en Málaga acompañado de su padre a los doce años, hasta el profundo análisis sobre la personalidad de Joselito y Belmonte , la degeneración de la Fiesta o el sentimiento trágico de la vida que tiene el español, que «halla su correspondiente símbolo o representación en la corrida, en donde la presencia de la muerte y su reto se convierte en una embriaguez colectiva que roza cúmulos de rito sacro ».

En la entrevista realizada por Norberto Carrasco y titulada 'Adorador del toro, Aleixandre', piensa el laureado escritor que «en el transcurso del tiempo el elemento estético va dominando al original y primario fatídico encuentro entre el hombre y el toro, y la corrida gana en espectacularidad lo que pierde en fuerza de representación». ¿Cree realmente en esta degeneración?, le pregunta el periodista: «Sí, en cierto sentido creo que este fenómeno es evidente. Fuera de las plazas ha quedado el pueblo, la base humana misma más esencial a la corrida, que hoy, por la carestía de las localidades, no puede asistir».

Síntesis del arte de torear

Sin decirlo abiertamente, Aleixandre, que contaba con 73 años cuando hizo estas declaraciones, no estaba muy de acuerdo con fenómenos como el de El Cordobés, entonces en pleno auge, «al que solo he visto por televisión, no en la plaza como hay que ver a los toreros», y ponía su punto de análisis en la etapa que él vivió como aficionado activo con la época de Joselito y Belmonte como escenario fundamental.

Nunca olvidará «la maestría sin par, la gracia alada e insuperable de Gallito. Era como una síntesis del arte de torear». Frente a él, Belmonte «fue el inventor, el creador, el que innovaba, con una sensación de alboroto y cataclismo que comunicaba al espectador».

«Juan acentuó el sentido de fatalidad y tragedia». ¿Cuál es la clave de su arte? «La entrega inspirada al diálogo con el animal, tenía un tono que no lo he visto jamás en otro torero».

«Oh tu toro hermosísimo, piel desprendida/

ciega suavidad como un mar hacia dentro, quietud, caricia/

Toro, toro de cien poderes, frente al bosque/

parado de espanto al borde», escribió Aleixandre.

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