Faena a placer de El Juli en noche de triunfo con El Fandi en Granada
El madrileño pincha la mejor obra a ‘Toledano’, un gran toro de Santiago Domecq
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Iniciar sesiónA placer toreó El Juli. Gozó el torero y gozó el público con aquella faena a ‘Toledano’, que no tuvo sello de Castilla, sino del Sur. Un aroma de gusto y naturalidad con un toro de Santiago Domecq que lució su fenomenal embestida ... desde los lances del saludo, con brío y largura. Traía este ‘Toledano’ una cara de aire antiguo y, sobre todo, fijeza y alegría en cada cite. Cierto es que en el encuentro en el caballo no se le picó «ni para un análisis», que diría el 7 venteño. El madrileño brindó un torero prólogo y regaló un cambio de mano cumbre. Muy inteligente, sometió al bravo en las tandas, en las que combinó muletazos mandones en los que barría la arena con otros de máximo relax. Hubo dos naturales monumentales, vertical y a pies juntos, con guiños ‘vazqueños’. Y ‘Toledano’ , ya con una larga y rotunda faena en lo alto, continuaba planeando. Solo en los últimos compases abrió la boca el sensacional ejemplar, con un soberbio maestro enfrente. Cuando parecía avecinarse el final, un pectoral abrió de nuevo la senda de la cuchara, muy derechito, gustándose y recreándose en un redondo invertido, rematado con el de pecho y la firma. Y otro más, eterno. Era faenón de premio gordo, pero pinchó. Enrabietado, El Juli golpeó las tablas: no se puede matar tan mal tras una obra tan inmensa. La gente se lamentaba en el tendido: «Lástima, era de rabo», se oyó. Pero todo quedó en saludos y una gran ovación para el toro.
Sí enterró el acero a la primera al quinto, al que cortó dos orejas, la segunda tal vez por el recuerdo aún de la faena anterior. Brindó este toro de Garcigrande a El Fandi , en su vigésimo aniversario de alternativa. Y de maravilla entendió al ejemplar de su divisa predilecta. Todo lo hizo a favor de ‘Fogoso’, dándole un tiempito y con el toque idóneo. Después de una primera parte más en línea, apretó y exprimió totalmente al colorado. Con raza de figura, se metió entre los pitones, muy asentado, cada vez más crecido, hasta que el animal cantó la gallina. Con el que abrió plaza, de Victoriano del Río, serio por delante pero muy estrecho de carnes, demostró su curtido oficio.
Al filo de las once de la noche, El Juli se marchaba a pie junto a El Fandi, en un mano a mano triunfal en el que el granadino cortó tres orejas y le pidieron otras tantas más. Una vez más, David anduvo arrollador y ‘enfandiló’ a su tierra. Todo lo dio desde las dos largas cambiadas a ‘Gavilán’ , un hermoso toro de Santiago Domecq –ganadería vencedora–. Hubo dos verónicas al ralentí y un ajustado quite por chicuelinas antes del revuelo en banderillas y ese modo de parar al rival. El toro transmitió mucho, aunque sin salirse del todo de los vuelos, con revoluciones de uno y otro. El desplante y la estocada desataron la pañolada. Otro cañón fue en el de Victoriano del Río, hecho cuesta arriba, noble y con duración. Y de nuevo refrendó con una firma letal su entregada labor al sexto, de Domingo Hernández, que se rajó tras un comienzo espectacular de rodillas.
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