'La violación de Lucrecia': Una violación que son mil

El Teatro de la Zarzuela ha puesto las condiciones para que la obra acabe siendo algo enormemente digno: una hazaña emocionante

'La violación de Lucrecia': La Zarzuela rescata y reinterpreta una obra de Nebra después de 270 años

Una escena de 'La violación de Lucrecia' Javier del Real

26/03/2023 a las 16:30h.

Música José de Nebra
Libreto Versión de Rosa Montero
Cantables Nicolás González Martínez
Dirección musical Alberto Miguélez
Dirección de escena y vestuario Rafael R. Villalobos
Escenografía Emanuele Sinisi
Intérpretes María Hinojosa, Carol García, Marina Monzó...
Lugar Teatro de la Zarzuela, 25 de marzo

Serán unos dos mil quinientos años los que han transcurrido desde que Lucrecia pasó a la mitohistoria de la vieja Roma a consecuencia de la violación a manos de Sexto Tarquinio y de su posterior suicidio. La suerte de la monarquía cambió hacia ... la república que facilitó el inmediato dominio de Roma sobre el mundo. Heroína o mancillada, la leyenda ha atravesado el tiempo encontrando mil respuestas, algunas sospechosas, todas posibles y ninguna definitiva. Tampoco lo será la que ahora se defiende en la actual reubicación de la zarzuela de José de Nebra y Nicolás González Martínez, 'Donde hay violencia, no hay culpa', presentada bajo su nueva denominación 'La violación de Lucrecia'. Y, en verdad, que da lo mismo, ante la contundencia de un espectáculo que se sostiene en un recio argumentario y se difunde sobre poderosas armas teatrales y musicales.

Volverá el debate sobre la recuperación de viejas obras y sobre la supuesta fidelidad a los propósitos originales, pero el espectáculo que ahora se presenta en el Teatro de la Zarzuela corre a favor de la obra de Nebra y de su intención con un convencimiento difícil de trasgredir. Céntrese el asunto en el aria de Tulia, 'Ya afecto mío, ves a un ingrato', para descubrir cómo la soprano Marina Monzó, que es una primeriza en este tipo de repertorio, consigue con su estilo desinhibido, con su valerosa expresividad y con formidables condiciones, anular cualquier prejuicio. El momento da cuenta también de un compositor en la cúspide su talento, con recursos instrumentales y sintácticos llenos de imaginación y de originalidad. Y la realización alerta sobre la presencia en el foso de un músico plenamente convencido de estar defendiendo algo importante y que, además lo hace, al igual que el ensemble Los Elementos con una audacia poco frecuente. En el estreno de anoche se escucharon bravos y muchos aplausos.

La sensación es que cualquier otra consideración puede quedar atrás ante una representación en la que se entrelaza coherentemente la muy elaborada versión de Rosa Montero para las partes habladas, con la musical de Alberto Miguélez Rouco y la escénica de Rafael R. Villalobos, a quienes sigue un reparto muy bien encajado, incluyendo a la narradora Manuela Velasco en su nueva posición de espíritu de la leyenda de Lucrecia, visionaria desde la actualidad pero con capacidad para bilocarse en el tiempo de la propia obra. La escena con sus planos de observación simultáneos, y varias imágenes de cuidado esteticismo, añade un plus de evocación histórica.

Efectivamente, 'La violación de Lucrecia' parte de un argumentario poderoso, explicado por los directores en el programa de mano (sobre el que hay que volver a decir que es todo un modelo frente a las vergonzosas ediciones de otros teatros de mayor postín), y se desarrolla en una ejecución en la que hay un decidido compromiso con las muchas Lucrecias que aún existen. Es evidente que con todo ello se demuestra que es posible el rigor y la fidelidad mientras se procura la reflexión; enredar en el patrimonio histórico y servirlo en condiciones suficientemente persuasivas, quizá también porque, como señala, Miguélez Rouco, el Teatro de la Zarzuela ha creído en este proyecto y ha puesto las condiciones para que 'La violación de Lucrecia' acabe siendo algo enormemente digno: una hazaña emocionante.