'Quiero colapsar a tu lado': ante el desafío medioambiental
Crítica de Teatro
La obra denuncia, reprocha, pone el dedo en la llaga y muestra que la indiferencia es la mejor aliada de todos los demonios industriales que andan sueltos
Artículos de Diego Doncel en ABC
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'Quiero colapsar a tu lado'
- Idea original y dramaturgia Fernando Gallego, Sandra Arpa, Laura Presa Fox
- Dirección Rakel Camacho
- Escenografía y vestuario Vanessa Actif
- Videoescena Davitxun Martínez
- Música y espacio sonoro Enrique Vaz Oliver
- Iluminación Carlos Marcos
- Intérpretes Sandra Arpa, Fernando Gallego, Laura Presa Fox
- Lugar Sala Cuarta Pared, Madrid
'Quiero colapsar a tu lado' es, en sentido estricto, teatro de la conciencia. Más allá de su evidente carácter político, lo que plantea es un cambio de paradigmas y un grito de alerta ante las profundas amenazas medioambientales que nos están llevando ... a un punto de no retorno. Perfectamente documentada, su visión de esta sociedad de residuos, de múltiples contaminaciones pone los pelos de punta. Su visión de las víctimas, sobre todo de tantos hombres y mujeres del tercer mundo cuya vida transcurre junto a enormes basureros de plástico o junto a un desierto que no deja de avanzar son buenas metáforas del mundo que hemos creado.
La obra denuncia, reprocha, pone el dedo en la llaga y muestra que la indiferencia es la mejor aliada de todos los demonios industriales que andan sueltos. Pero a la vez señala el miedo, la angustia, el temor ante un futuro que poco a poco va teniendo la dimensión de un cataclismo.
Sin que falte el humor ni la sátira, incluso lo abiertamente extravagante, sin que se apele no solo a nuestra conciencia social, sino a nuestras emociones íntimas, 'Quiero colapsar a tu lado' tiene ideas pero no un texto a la altura de esas ideas, habla de la conmoción pero no llega a conmocionarnos. Es un montaje digno, que busca ese lenguaje capaz de atraer al espectador, pero no termina de encontrar esa chispa que incendie el patio de butacas. Demasiado dispersa, recurre en exceso a lo informativo y abandona trazar una línea argumental que nos desafíe tanto como el infierno que describe.
Y es una lástima porque la obra no deja de merecer nuestro aplauso y en no pocos momentos nos interroga y nos perturba, plantea imágenes en escena realmente potentes. Y sobre todo crea un retablo de esperanza basado en todos aquellos testimonios que buscan un camino de vuelta, un proyecto que restaure un sentido de comunidad entre el ser humano y el mundo, un momento en el que los «no quiero» eviten el colapso de esa piedra que flota en el escenario del sistema solar.
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