Ópera para combatir la prostitución infantil en Madagascar

El proyecto lo lleva a cabo la oenegé Ópera sin fronteras, fundada hace tres años y presidida por el propio Paco Azorín, y que tiene como propósito «hacer llegar la ópera a todos aquellos colectivos que tradicionalmente han sido excluidos de ella, con el fin de visibilizar sus conflictos a través del hecho escénico, al entender la ópera como un instrumento de transformación social y no como un elemento de entretenimiento sólo al alcance de unos pocos». Azorín es habitual en los escenarios españoles e internacionales en su doble faceta de director de escena y escenógrafo. Recientemente ha dirigido las producciones de 'Tosca' y 'Medea' en el Teatro Real (la ópera de Puccini se pudo ver también en el Liceo barcelonés y 'Medea' se presentó este verano en el Festival de Teatro Clásico de Mérida). Antes de viajar a Madagascar, montó 'Turandot' en el Festival de Macerata, en Italia.

La semilla de Ópera sin fronteras fue la inclusión de más de 400 personas con capacidades diversas en la producción de 'Sansón y Dalila' en el Festival de Mérida. También han llevado a cabo dos pequeños proyectos: la ópera participativa 'The Monster in the Maze', de Jonathan Dove, en el Liceo barcelonés, y unos talleres con jóvenes refugiados ucranianos y estudiantes de artes escénicas de la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid).

Madagascar supone, sin embargo, un triple salto mortal para esta organización. ¿Cómo surgió la idea? «Hace cinco años conocimos en Madrid, en la Cumbre del Clima -cuenta Paco Azorín-, a los responsables de la oenegé Agua de Coco, que junto a otra organización francesa, Bel Avenir, tiene en Toliara un Centro de Acogida Socioeducativa y Musical (CASEM)». La página web de Agua de Coco se refiere a este centro como «una escuela artística, situada en el antiguo Cinema Tropic, que ofrece clases de doce disciplinas artísticas diferentes -batucada, fanfarria, capoeira, circo, góspel, piano, guitarra...-». Los estudiantes (más de seiscientos en junio de 2017) son niños y jóvenes de entre 6 y 20 años, «pertenecientes a familias en situación de pobreza y con muy pocos recursos económicos». «La idea está basada en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles creado por José Antonio Abreu en Venezuela», apunta Paco Azorín.

Doscientos cincuenta de los alumnos de este centro son los intérpretes de 'El sueño de Nirina', la ópera que se estrena este viernes en el antiguo Cinema Tropic de Toliara. Es, dice Azorín, «la primera ópera hecha en Madagascar». El libreto es de Lucía Vilanova (se ha traducido al malgache, idioma en el que se va a interpretar) y la música de Juan Antonio Simarro, que se ha inspirado en distintas manifestaciones folclóricas del país. Además de los chicos, tres profesionales malgaches: un barítono (Dominique Rakoto), un tenor (Meja Rakoto) y un músico especializado en el folclore de su país y que reside en España (Kilema) apoyan con su presencia la representación.

'El sueño de Nirina' cuenta la historia de una niña que quiere estudiar para ser guardia forestal y proteger así el medioambiente de su país. «El cambio climático es uno de los grandes retos que tiene Madagascar -explica Azorín-. Está en medio del Océano Índico y, debido a las corrientes marinas, llega a sus costas la basura de todo el mundo». El proyecto busca mostrar la realidad sociocultural de Madagascar, con el foco en los jóvenes. Denuncia en particular, dice Azorín, «la deforestación y comercialización de los recursos naturales, el sexismo institucional y la explotación sexual infantil y defiende valores tradicionales así como el derecho a la libertad de elección y el acceso a la formación para las mujeres».

Y es que buena parte de las niñas malgaches están abocadas al maltrato y a la prostitución infantil. «No es raro que empiecen a prostituirse con ocho o nueve años; las casan muy jóvenes únicamente por interés, y son muy frecuentes los partos precoces», cuenta el director y escenógrafo.

Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país, los malgaches están entre los que peor calidad de vida tienen del mundo. El PIB per cápita fue en 2023 de 513 euros -en España fue de 30.320 euros-, lo que lo lleva al puesto 187 en un ránking de 196 países. Cuenta Azorín que el país es una «pseudodemocracia» y que su presidente tiene «a la gente abandonada».

La niña que interpreta el papel de Nirina procede, precisamente, de uno de los barrios más pobres de Toliara, Las Salinas. «La elegimos en unas audiciones», cuenta Azorín, que revela que al menos tres de las niñas que participan en 'El sueño de Nirina' ejercen la prostitución. «Al margen de lo que supone para su formación -esta ópera les permite poder expresarse y resulta un gran aprendizaje en muchos aspectos-, durante las seis horas que duran los ensayos los chavales están entretenidos y no están en la calle expuestos a peligros».

Paco Azorín se ha rodeado de un equipo de profesionales españoles: Álvaro Lozano es el director musical, Carlos Martos de la Vega se encarga del movimiento escénico y Pedro Chamizo de la iluminación y vídeo. Estos dos últimos forman parte también de Ópera sin fronteras y conforman, junto con Azorín (que firma la dirección de escena, la dramaturgia y la escenografía) y otras trece personas (seis de ellos voluntarios) la expedición que está poniendo en pie el proyecto en Madagascar.

Las dieciséis personas han estado un mes en Madagascar ensayando 'El sueño de Nirina', pero el proyecto se ha desarrollado en varias fases. En la primera, denominada Fase 0, hubo un «reconocimiento del terreno», dice Azorín, en el que un equipo de Ópera sin fronteras visitó Madagascar durante dos semanas. La fase 1 es la almendra central del proyecto, ya que comprende tanto la creación de la ópera en sí y la puesta en marcha de la producción como el proceso de ensayos y el estreno de la obra. Quedan otras dos fases, que prevén la primera de ellas una gira de la ópera por Madagascar y la segunda una gira internacional -Paco Azorín quiere traerla a España-. «Esperamos que éste sea un proyecto de largo alcance, y no se quede en este estreno únicamente».

Ópera sin fronteras no ha estado sola en el proyecto. Ha contado con la ayuda, entre otros, del Inaem, y la de varios teatros de ópera españoles. «La escenografía ha venido en un 'container solidario'; el Teatro Real, la Ópera de Oviedo, el Festival de Perelada, el Liceo de Barcelona y la Ópera de Aviñón han cedido material escénico para la producción», dice Paco Azorín, que resume en una frase el espíritu del proyecto: «Estamos como una regadera», ríe.