'Equus', más allá de la memoria y los desnudos

Medio siglo después de su estreno en Londres, vuelve a la escena española la obra del británico Peter Shaffer. ABC ha asistido a un ensayo de la nueva producción

De izquierda a derecha, Roberto Álvarez, Claudia Galán, Álex Villazán, Carolina África, Manuela Paso y Jorge Mayor, en la sala de ensayos Isabel Permuy

Julio Bravo

Madrid

04/09/2022 a las 02:04h.

«Y yo, mientras tanto, seguiré aquí, con un punzón en la mano que clavo en las cabezas tratando de descubrir la manera de ver en la os curidad. En esta oscuridad que me atrapa y me pone en la boca esta hiriente cadena. Una ... cadena que jamás me quitarán»... «¡Y oscuro!» La exclamación de Carolina África rompe el breve y conmovido silencio que ha seguido el monólogo final del doctor Dysart (Roberto Álvarez). El puñado de espectadores que se encuentra en la sala de ensayos aplaude. Son aplausos al tiempo tímidos y agradecidos, casi irreverentes, que descosen el clima de trabajo que se respira, como así ha de ser, en el ensayo.

Roberto Álvarez pide disculpas: «¡Perdón, perdón! Me he emocionado viendo a los chicos en la escena anterior y se me ha ido la cabeza. Perdonadme!» Los chicos son Claudia Galán y Álex Villazán, que interpretan respectivamente a Jill Mason y a Alan Strang en 'Equus', del dramaturgo británico Peter Shaffer (1926-2016). «Falta mucho trabajo todavía, quedan tres semanas para el estreno» -será el 28 de septiembre en el Teatro Infanta Isabel de Madrid-, se excusa Carolina África, la directora de la función, cuyo reparto completan Manuela Paso y Jorge Mayor. La versión la firma Natalio Grueso, y la producción es de Okapi Producciones, con José Velasco a la cabeza.

'Equus' es una obra que forma parte de la historia del teatro español; en ella se vio el primer desnudo en escena por primera vez en varias décadas. Pero el imaginario más o menos brumosos ha ensombrecido la calidad de un texto que el próximo año cumplirá medio siglo (se estrenó el 17 de julio de 1973 en el Old Vic Theatre de Londres). «Yo la vi en Oviedo; fui sobre todo por los desnudos -ríe Roberto Álvarez-, pero tengo un recuerdo muy vago... Pero es un texto verdaderamente impresionante... Un 'textazo'».

Álvarez encarna a Martin Dysart, un psiquiatra infantil a quien le han encargado que trate a un chico que, sin motivo ni explicación, ha arrancado los ojos con un punzón a seis caballos. Shaffer se inspiró en un crimen sucedido en Suffolk, donde un joven gravemente prerturbado había dejado ciegos a seis caballos; no sabía nada más, así que imaginó lo que podía haber pasado por la mente de aquel muchacho y recreó el relato en esta obra. «Cada personaje y cada situación en 'Equus' -explicó Shaffer- son de mi propia invención, exceptuando el cimen en sí. E incluso el crimen ha sido modificado para satisfacer las necesidades de la acción teatral».

Una censura con historia

María José Goyanes y Juan Ribó, en 1975 ABC

'Equus' forma parte de la historia del teatro español por razones ajenas a su texto: estrenada el 16 de octubre de 1975, apenas un mes antes de la muerte de Franco, mostró los primeros desnudos que se veían en nuestra escena. Los protagonizaron María José Goyanes y Juan Ribó. La idea del director, Manuel Collado, era que esos desnudos fueran integrales, y aunque en un principio la censura lo había aprobado, el Ministerio de Información y Turismo, con Mario Antolín, director general de teatro, temía un escándalo -que no logró evitar- y los prohibió. Tras largas negociaciones entre Collado y los responsables del ministerio, se llegó a un acuerdo para que los actores se quedaran cubiertos con un slip de color carne. «Cuando murió Franco me quité los calzoncillos», recordaba hace solo unos días Juan Ribó.

«Es maravilloso comprobar -dice la directora, Carolina África- cómo las palabras de Shaffer siguen interrogándonos con la misma fuerza que cuando fueron escritas, no han perdido ni un ápice de potencia pero para ofrecer una experiencia única al espectador contemporáneo me parecía importante resignificar algunos aspectos dese el escenario y traer el espectáculo a nuestros días sin ignorar los nuevos debates sociales propios del siglo XXI».

Cuatro piezas curvas con reminiscencias laberínticas, y que montan y deshacen los propios actores; un diván, que es mucho más de un diván; un telón de fondo de paja y una pantalla con distintas proyecciones componen la escenografía de la puesta en escena, que Carolina África ha traído hasta nuestros días. «Hemos sumado internet a la televisión -cuenta la directora- como uno de los factores que mueven el drama».

«'Equus' -concluye Natalio Grueso- sigue siendo un título tan perturbador y tan valiente como lo fue hace medio siglo, una aventura que invita al público a adentrarse en el más complejo laberinto de la creación: el de la mente humana».