Bailar el exilio
Miguel Ángel Berna y Sara Calero presentan su espectáculo 'Crónica del alba', basado en las novelas de Ramón J. Sender
Las difusas fronteras de la danza
Miguel Ángel Berna
Crítica de danza
'Crónica del alba'
- Autor Javier Barreiro
- Dirección y coreografía M.Á. Berna y S. Calero
- Asesor coreográfico Carlos Rodríguez
- Colaboración en la adaptación del texto Cristina Yañez y Manuela Adamo
- Música Guille Mata, Alberto Artigas, Manuel Urbina, José Almarcha, Joaquín Pardinilla, Josué Barrés, María José Hernández, María Mazzotta, Juan Manuel Cañizares y Francesco Loccisano
- Iluminación José Manuel Hernández de la Torre
- Sonido Éric López
- Vestuario Gonzaga, Carmen Granell, Compañía M. Á. Berna, Maty
- Lugar Teatro Bellas Artes, Madrid
No es la primera vez que Miguel Ángel Berna (Zaragoza, 1968) se fija en una figura aragonesa para crear uno de sus espectáculos: Goya, Luis Buñuel... Ahora, para lo que se ha anunciado como su despedida de los escenarios, ha vuelto sus ojos hacia ... Ramón J. Sender (1901-1982) y hacia una de sus más emblemáticas obras: 'Crónica del alba' -una serie de nueve novelas, a la que da título la primera de ellas-.
Marcado por el exilio en el que vivió la mitad de su vida y en el que murió en 1982, Ramón J. Sender escribió en 'Crónica del alba' un relato casi en primera persona que recorre una etapa muy convulsa de nuestra historia.
Esa melancolía está presente desde los primeros compases en el espectáculo que presenta Miguel Ángel Berna junto a Sara Calero -una pujante voz de nuestra danza, que hace unas semanas estrenó la interesantísima 'A tu vera' en la Compañía Nacional de Danza-; la identidad, la ausencia, la memoria, el dolor... se destilan en el relato de Sender, adaptado por Javier Barreiro, y también en la coreografía: hermosa, doliente, profunda. A través de las distintas escenas toma cuerpo la humanidad de Pepe Garcés, el protagonista de las novelas (en realidad, el propio Sender), su expresividad, incluso sus fantasmas.
Llevar al mundo de la danza estos textos no es tarea fácil. La narrativa adopta en el espectáculo un lugar secundario para expresarse a través de atmósferas, de universos. Las luces de José Manuel Hernández de la Torre y el sonido de Éric López son un marco magnífico para que brillen el baile de Miguel Ángel Berna -sobrio, aquilatado, con peso, donde no falta, claro, un momento de jota, su gran especialidad- y de Sara Calero -profundo, coloreado-. El resultado es una pieza incisiva, armoniosa, tal vez poco popular; una pieza de cámara para degustar tranquilamente.
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