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ABC Cultural

«El poder de la narración»

Riccardo Rigamonti aBC

Diego Doncel

«Kohlhaas» viene precedida por el éxito, por el interés que por ella lleva demostrando el público desde que se estrenara en Italia de la mano de Marco Baliani a finales de la década de los 80. Además, sigue proponiendo esa forma de nueva juglaría ... llamada «teatro narración», con Dario Fo al fondo, por la que se vuelve al gusto por el relato oral, por hacer de la obra de teatro una voz que cuenta, que narra. En «Kohlhaas» la sencillez no está reñida con la hondura, la perturbación es una forma de delicadeza perturbada. El relato de este criador de caballos que ve cómo su mundo se hace pedazos es una verdadera parábola, como después haría Kafka, sobre la desesperación y la perplejidad de un ser humano ante una realidad que pierde la lógica, que se vuelve injusta, extraña, incomprensible, y que él mismo convierte con sus crímenes en injusta, extraña e incomprensible. Baliani ideó que para darle sustancia dramática a este relato no hacía falta más que la caja negra, una silla y un actor. Al actor Riccardo Rigamonti le bastan su voz, sus gestos para crear y llenar la escena. No hay otra interpretación sino la necesaria para narrar. No hay otros efectos sonoros que no sean la palabra, la sugestión por parte de la palabra. No hay otro despliegue lumínico que un par de focos proyectando esa luz pobre que se torna roja cuando la sangre recorre el relato. Una desnudez escenográfica que busca solo potenciar la historia para que pueda ser absorbida, intimada y creada por el patio de butacas.

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