Sally Rippin, la autora que ayuda a leer a los niños neurodivergentes
Creadora de la exitosa 'Escuela de monstruos', hace de la lectura algo acogedor
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Sally Rippin también ha creado la saga de 'Billie B. Brown'
Sally Rippin no solo es una de las autoras de literatura infantil más leídas, también es una voz comprometida con los niños que lo tienen más difícil a la hora de empezar a leer. Con grandes sagas superventas como 'Billie B. Brown' o 'Escuela ... de monstruos' (Bruño), su trayectoria nació del deseo profundo de hacer que la lectura fuera accesible, divertida y, sobre todo, acogedora para todos los pequeños.
Pero su motor principal no fue un plan editorial, sino algo mucho más íntimo: su hijo menor, diagnosticado con dislexia. «Nunca ha conseguido leer correctamente. Así que desde el principio, todo lo que he escrito son historias que interpelan a lectores como él», indica a ABC la autora. A partir de entonces se lanzó a investigar neurociencia, pedagogía y sistemas de aprendizaje. «La lectura no es natural. A diferencia del habla, que adquirimos por imitación, leer requiere establecer nuevas conexiones en el cerebro. Algunos niños necesitan cuatro veces más práctica que otros», señala Rippin.
Desde ahí empezó a construir 'Escuela de monstruos', una serie que ha vendido más de un millón de ejemplares y se ha convertido en todo un fenómeno entre los primeros lectores. Con rimas, colores vivos y un tono desenfadado, cuenta con una estructura repetitiva que resalta aquellas palabras que resultan más sencillas de identificar, con el fin de facilitar la lectura autónoma de forma progresiva. «Si un niño no conecta con la lectura en los primeros tres años, luego siempre irá rezagado. Y eso afecta a su autoestima. Algunos piensan que no son inteligentes o que la escuela no es para ellos», advierte la autora. Por eso insiste en la importancia de la intervención temprana, la lectura compartida con adultos y la presencia de los libros como regalo, no como obligación. «Deben ser una fiesta, un lugar de aventuras, no un castigo», apostilla.
La traducción al español no es literal, sino una adaptación cuidadosa hecha por la poeta Mar Benegas, a la que Rippin da las gracias con entusiasmo, ya que cree firmemente que es la razón por la que funciona tan bien en España. «En la literatura infantil trabajamos muy duro para que parezca fácil. Y Mar ha tenido que trabajar todavía más para que mis ideas, que no son suyas, funcionen en otro idioma», subraya.
Con rimas, colores vivos y un tono desenfadado, la serie 'Escuela de monstruos' cuenta con una estructura repetitiva que resalta aquellas palabras que resultan más sencillas de identificar
Sus historias no solo acompañan en lo técnico; lo hacen también en lo emocional. En sus libros hay monstruos con miedo, en silla de ruedas o nerviosos por su primer día de clase. Todo está pensado para acompañar. «Quiero que los niños que se sienten diferentes entiendan que son únicos y perfectos tal como son. Tal vez estén en otro país, o sean neurodivergentes, o simplemente no encajen. Pero si encuentran el entorno adecuado, sobrevivirán estupendamente», insiste.
Rechazo y diferencia
Ese mismo mensaje subyace en 'Una amistad monstruosa' (Destino I&J ). Dirigida a niños un poco más mayores, es una alegoría sobre el rechazo y la diferencia. Los dos protagonistas crecen en un mundo en el que monstruos y brujas no pueden convivir, pero entablan una relación estrecha. Tampoco cumplen con los rasgos típicos de sus respectivas especies. La pequeña bruja se equivoca continuamente al leer los hechizos, mientras que el monstruo es tremendamente sensible. «Muchos chicos así sienten que llorar está mal. Quería crear un personaje que mostrara lo contrario. Que entendiera que su poder está en los sentimientos», apunta.
El universo de Rippin se prepara para dar el salto a la pantalla. 'Escuela de monstruos' está en proceso de convertirse en una serie de animación preescolar en Australia, y mantiene conversaciones para una coproducción bilingüe en inglés y español, dado el éxito que sus libros en nuestro país.
Rippin está en su segundo año como Australian Children's Laureate, un reconocimiento con el que representa y promueve la lectura entre los más pequeños. La escritora usa su mandato para seguir difundiendo su mensaje: todos los niños merecen sentirse lectores y eso empieza por darles historias que los comprendan.