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La Ruta BBVA comienza entre cocodrilos

Durante 15 días, un grupo de casi 200 jóvenes recorrerán la península del Yucatán

Se trata de la primera edición tras la muerte de Miguel de la Quadra Salcedo

Visita a la cooperativa Itzamkanac, encargada de la cría del cocodrilo. BBVA

LUCÍA RODRÍGUEZ DE LILLO

Cada edición de la Ruta BBVA ( @RutaBBVA ) es especial en sí misma, una aventura para todos los que forman parte de ella. Sin embargo, esta 31ª edición , que acaba de llegar a México, lo es aún más porque se trata de la última organizada por Miguel de la Quadra Salcedo , creador y alma de este viaje cultural y de aventura, fallecido el 30 de mayo. La primera en la que falta, aunque está en el recuerdo de todos.

El trayecto hasta Río Lagartos , un pueblo costero al norte de la península del Yucatán y punto de partida de este año, es largo. Más de 24 horas de viajes en avión, esperas en aeropuertos y desplazamientos en autobús, que los ruteros aguantan con paciencia, buen humor y hasta cánticos una vez llegados a México . Todo forma parte de la experiencia .

Durante los próximos 15 días, estos 180 jóvenes de 18 y 19 años, procedentes de Iberoamérica y España, recorrerán esta península para empaparse del presente y pasado de la sociedad yucateca y conocer en profundidad la civilización maya, gran protagonista de esta edición.

Con tan solo unas pocas horas de sueño, la agenda reclama a los expedicionarios, que, como parte de sus actividades del día, visiten la cooperativa Itzamkanac (“El lugar de la casa del lagarto”), dedicada a la cría de cocodrilos para su comercialización.

Los chicos, sentados casi todos en el suelo, escuchan con atención las explicaciones de Elmy Marfil Marrufo , responsable de esta granja, antes de visitar las instalaciones. En ellas tienen 360 ejemplares, aunque este año esperan aumentar la población en 260. Según explica Marfil, su objetivo es llegar a los 1.000 al año.

Del cocodrilo se aprovecha todo: la piel (para bolsos, por ejemplo), la carne (de cada animal se sacan unos cuatro o cinco kilos para su consumo), el aceite (para hacer cremas o como remedio para el asma) y el esqueleto (como elemento decorativo), aunque también los pueden vender vivos.

En esta cooperativa los alimentan (con pollo, carne roja y pescado) y los cuidan hasta que tienen cinco o seis años, momento de sacrificarlos. Aunque ellos aún no han llegado a ese punto pues crearon el negocio hace cuatro. Como todavía no pueden sacarle rentabilidad por esa parte, han abierto las puertas al turismo, tanto nacional como extranjero, de países como España, Alemania y Francia, principalmente. Con lo que obtienen de las entradas, financian la alimentación de los reptiles, que supone un gasto muy elevado. Sólo de pollo, por ejemplo, compran 200 kilos a la semana.

Los expedicionarios recorren las distintas zonas del recinto, en las que encuentran animales en distintas etapas de crecimiento. Ni el calor ni la humedad pueden con la emoción que tienen al coger un ejemplar de un año, con el que todos se quieren sacar una foto . Ni con el recuerdo que se llevan los más aguerridos, que dan de comer a un cocodrilo . Y esto es sólo el comienzo de la aventura

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