Cruïlla 2022

Residente, fiesta de locos y reguetón de combate para sacudir el Fórum

El cantante puertorriqueño triunfa en el festival barcelonés con un repaso a los grandes éxitos de Calle 13

Residente, durante su actuación en el Forum de Barcelona adrián quiroga

David Morán

Barcelona

Al Cruïlla, anunciaba solemne su director, se viene a bailar. A gozarla en clave multicultural e intergeneracional, que proclama casi a gritos un cartel en el que caben desde Juan Luis Guerra a Jack White, y a entregarse con desparpajo y ganas acumuladas a ... la juerga pura y dura. A espantar males y, claro, a divertirse. Sobre todo a divertirse. Esto último, de hecho, era lo primero que uno leía al dejar atrás la boca del metro («esto lo hago pa' divertirme», que llevaban impreso un grupo de chicas en la camiseta) y casi lo primero que rapeó a velocidad de crucero, las muelas chirriando con tanto derrape y la vena del cuello galopando más que palpitando, Residente. Fiesta y 'tirandera'. Colmillo afilado y desenfreno rítmico.

Ahí estaba el puertorriqueño, estrella absoluta de la primera jornada a pleno rendimiento del Cruïlla, atizándole a J Balvin y dejando bien claro que, a pesar de los dardos y los ladrillazos, de esos versos envenenados y de ese torrente de palabras espinadas, en realidad esto lo hace para divertirse. Y no se divierte, no: se lo pasa bomba.

«La vamos a brincar en nombre de la vida», exclamó al poco de salir al escenario. El público, faltaría más, brincó como si no hubiera un mañana. Con los brazos entrelazados. Con banderas anudadas al cuello. Con una sonrisa esculpida en granito en la cara. Nada de aburridos con los pies deprimidos. Ya habrá tiempo para eso.

Ambiente durante el concierto de Residente aDRIÁN QUIROGA

Anoche, poco después de que Rubén Blades se colase por sorpresa en la actuación de Stay Homas y que entre el público empezasen a circular camisetas con el lema «No a la Guerra, Sí a Juan Luis», todo iba con una marcha más. Como si las canciones de Calle 13, aplastante mayoría en el repertorio, se hubiesen pasado casi toda la pandemia en el gimnasio quemando grasa y echando músculo. ' Atrévete-te-te' sin frenos y a lo loco. 'La Cumbia de los aburridos' quemando rueda y con las revoluciones al máximo. En la pista, serio riesgo de dejarse algún músculo más o menos importante en el cemento del Fórum. Pero qué más da. Hemos venido a divertirnos, ¿verdad?

El ritmo frenético y arrollador del arranque se acabó aposentando un poco a la altura 'El aguante', pero la idea seguía siendo la misma: turmix latino, reguetón enriquecido por una banda de vibrante raíz caribeña y versos masticados con rabia y disparados con metralleta. Así fueron cayendo 'Fiesta de locos' y la humeante 'Muerte en Hawaii'.

Baile y denuncia

Coronado como gran estrella de la música latinoamericana contemporánea -el propio Rubén Blades reconoce hoy en una entrevista con este diario que no pierde detalle de lo que hace-, Residente también sabe conjugar la fiesta con la denuncia, el baile con el mensaje, y en su regreso a Barcelona deslizó e consignas de alto voltaje en las ya de por sí explícitas 'Latinoamérica' y 'This Is Not America', perfectos ejemplos de esa canción social con la que exhibe su perfil más reivindicativo. Porque aquí se baila, sí, pero también se combaten las desigualdades a puñetazos, se denuncian las opresiones y se señalan los abusos de los poderosos con incontestable 'flow'. Con todo, ahí seguía la diversión, nunca se fue del todo, preparándose para echar el resto con 'No hay nadie como tu' y 'Vamos a portarnos mal', acalorado y bullicioso cierre a la gran noche de René Pérez Joglar ante cerca de 15.000 personas.

Los mexicanos Molotov, durante su concierto en el Cruïlla ADRIÁN QUIROGA

Antes de que Residente se merendase el escenario, los mexicanos Molotov viajaron a los musculosos noventa con sus dos bajos como dos columnas jónicas y su celebrada mezcla de rock mestizo y rap regado en mezcal. Sonaron poderosos, sí, pero también algo lineales.

Serán cosas del directo. O de que nunca han llegado a replicar el impacto de un debut que va ya camino de las tres décadas de vida y que, aún hoy, sigue propiciando los mejores momentos de la noche: 'Voto latino', 'Chinga tu madre' , una 'Gimme The Power' con la denuncia reforzada -«Hay un 'reverb' de cuarenta años de presidentes ridículos», dijeron en alusión a la política de su país- y, claro, la en su día polémica 'Puto', con medio Cruïlla coreando su inquietante estribillo y el otro medio buscando sitio en el escenario en el que actuaba Residente.

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