La influencia de Dios en la carrera de Taylor Swift: del cristianismo pop a las crisis de fe

Durante años, la artista ha explorado el cristianismo en sus canciones, de forma más o menos velada. En su primera etapa (hasta 2010, es decir, durante su adolescencia), las referencias eran constantes, alegres y explícitas, pero con el paso de los años hubo un valle (2012-2019) en la que prácticamente desaparecieron, para volver años después en forma de crisis de fe en sus últimos álbumes, mucho más adultos.

Ahora, una iglesia alemana ha anunciado que celebrará Misas en las que se cantarán sus canciones, lo que ha despertado el interés de muchos jóvenes feligreses de la ciudad universitaria de Heidelberg.

La primera Misa se ha programado para el próximo 12 de mayo, y las 425 plazas gratuitas del aforo que permite el templo -el más grande de la localidad y construido en el siglo XV- ya han sido reservadas por estudiantes de la zona, cristianos y 'swifties'. El éxito ha sido tal que el párroco, Vincenzo Petracca, ya ha planeado más eventos de este tipo.

Suprimera etapa, como venimos diciendo, fue más alegre y 'naíf'. En la canción navideña 'Christmas Must Be Something More' ('La Navidad debe ser algo más'), publicada en 2007, cuando tenía 18 años, califica a Cristo como «el cumpleañero que vino a salvarnos».

En 'Didn't They', que compuso a los 14 años y nunca llegó a publicar pero fue filtrada en internet, reflexiona sobre el papel de Dios durante los atentados de las Torres Gemelas: «¿No te llamaron, no te necesitaban? / ¿Hubo algún motivo que desconozco? / ¿Dónde estabas? ¿Acaso ellos no rezaron?».

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Las referencias eran habituales: «Cuando vuelvo a casa digo 'amén' / y le pido a Dios volver a verte» (en la canción 'Tim McGraw'); «la revolución llegará / y ganaremos / y todos vamos a cantar el 'aleluya'» ('Change'); «Quedaré contigo cuando salgas de la iglesia / en la puerta de atrás» ('Speak Now').

Lo que se observa también es que con los años, sin necesidad de haber perdido su fe, ha ido dejando de ser practicante, o al menos lo es de una forma más esporádica.

Sus referencias al cristianismo desaparecieron de los discos 'Red' (2012), '1989' (2014) y 'Reputation' (2017), y han vuelto en su última etapa, en 'Lover' (2019) o 'Midnights' (2022), en los que los cambios de temática, producción y composición, muchos menos pop y más adultos, son evidentes.

En estos últimos discos, Swift muestra una visión menos infantil, hablando de cómo recurre a la oración en momentos de dolor, como en 'Soon You'll Get Better' (2019), sobre el tumor cerebral que le diagnosticaron a su madre hace años: «Los desesperados encuentran la fe / así que yo también le rezo a Jesús»; o en 'Bigger Than The Whole Sky' (2022), en la que se pregunta si su dolor por una pérdida se debe a haberse alejado de Dios: «¿Te ha llevado consigo alguna fuerza / porque yo no he rezado?».

Sin embargo, la artista parece aferrarse al cristianismo a pesar de todo, como desmuestra en 'Would've, Could've, Should've', una de sus canciones más desgarradoras, en la que explora cómo una de sus relaciones -la que tuvo con John Mayer, según las teorías de los fans- dañó su fe: «Me tendría que haber quedado de rodillas / estoy segura de que nunca hubiese bailando con el demonio / a los diecinueve años / la verdad honesta de Dios es que el dolor es el Cielo [...] que Dios cuide mi alma / echo de menos cómo era antes».

En esta misma canción implora que ojalá no haber conocido nunca a aquel chico y que quiere que le devuelvan su infancia, lo que puede entenderse como un deseo de recuperar la fe que perdió durante aquella relación y de un arrepentimiento de las cosas que pudiesen haberla alejado de Dios.