Calamaro: el cantor corona en las Noches del Botánico
Noche de éxitos y retos de un artista que vive en la cumbre
El juego de Calamaro: «Soy cancelado, y orgulloso»
Calamaro, el sábado, en el primero de su dos conciertos en el Botánico
Y llegó el cantor a Madrid. La ciudad le recibe con entusiasmo para sus dos fechas consecutivas en Las Noches del Botánico, un recinto ideal para Andrés Calamaro. Su trabajo es el de retarse constantemente, buscando siempre un camino nuevo para llegar al ... mismo sitio: la cumbre de la canción de autor. Hoy, sin saber aún si saldrá cara o cruz, la noche parece propicia.
Arranca con 'Output-Input', potente rock con sintetizador que orgulloso firmaría Charly, aunque para ello hubiera que descender un poco. En 'Cuando no estás', uno de los grandes logros del Calamaro post-épica, sufre un poco para encontrarse. Su voz, aún fría y sin mucha fuerza, busca a tientas un hueco que no aparece.
Sigue el primer 'medley', que hila 'La libertad', 'Carnaval de Brasil' y una estrofa de 'Diego Armando canciones'. Mucha poética en poco tiempo y un elegante trote rítmico, que nunca echa a correr pero tampoco frena. En todos los 'medleys' destacará la banda, que exhibe gran cohesión y dinamismo para que la música sea una ola.
En 'Verdades afiladas', que es debilidad personal, Calamaro se cuelga una Telecaster y abandona los teclados. En pie, es el 'frontman' minimalista, moviéndose apenas para marcar el pulso con el tacón pero mostrando intensidad total en cada frase. Con la garganta ya prendida, el cantor demuestra que su versión madura le saca mucho más jugo al tiempo medio-lento, que es donde se diferencian farsantes de maestros, que la del joven impetuoso llevado por la pasión.
El primer rock n'roll puro de la noche es el clásico 'Me arde', que suena con muchísimo peso e incluye un solo de piano 'a là stride' de un teclista excelso. La primera mitad concluye con 'Rehenes', que de primeras se le atraganta un poco al cantor, aunque pronto retoma el vuelo.
En la segunda mitad, colaboraciones. Estelar la de Niño Josele, un pirómano de la guitarra y la mano derecha. Deleita en 'Estadio Azteca', donde el cantor también sobresale espoleado por el público y la mística de la pelota, 'Aviones' y 'Para los demás', con Calamaro muy enchufado golpeando algún grave 'casi' como Sinatra. También participa Diego Garcia (Twanguero), encargado de telonear, primero, y de guitarrear, al final, en 'Sin documentos'.
Sorprende mucho 'All you need is pop', con Calamaro probando cada vez más cosas. Es un pop ochentero que sugiere el tecno y evoca momentos de Bowie y… ¿Kraftwerk? ¿Será?
Andrelo se muestra generoso con el vibrato y, aunque en alguna nota dispara al palo, por buscar la excelencia se le perdona todo. Sigue 'El Salmón', que no necesita comentario y 'Maradona', que resalta una vez más la mística de la pelota.
'Tuyo siempre' oscila entre el reggae y la cumbia, ejemplo perfecto de lo que es la tradición musical argentina, riquísima en matices, colores y ritmos. Asimilaron el rock americano mejor que nadie y, tras pasarlo por el filtro del tango y 'la clave' (con todo lo que eso abarca), crearon algo tan único y propio como la voz de Muddy Waters.
Calamaro, durante el concierto
El cantor ya vislumbra el final. Un último 'medley', el más divertido, pone las gradas del Botánico a temblar. 'Mi enfermedad', 'Todavía una canción de amor', 'Te quiero igual' y 'Dulce condena' se interpretan sin paliativos y con más electricidad que en los discos. Destaca, por motivos personales muy nostálgicos, 'Te quiero igual'. ¿Qué será de ti?
Suena entonces 'Flaca' y todo se vuelve borroso. La leyenda crece y la sombra del cantor se alarga, cortando el aire en una noche primaveral. 'Alta suciedad' y 'Paloma', con un precioso recuerdo al breve pero inmortal binomio Clapton/Allman, marcan el primer final. La banda desaparece, cuenta hasta 10 y arremete de nuevo.
'Crímenes perfectos', grandiosa balada corta, y 'Los chicos', sin inventos, dejan a Calamaro, ahora sí, ante la ovación del público. Recorre el Botánico con la mirada, oculta tras unas gafas de sol, y se despide toreando con una bandera argentina. Hoy, Domingo, estará en el mismo sitio a la misma hora, pero la cumbre será otra y el camino para coronarla aún está por estrenar. El Cantor suma y sigue.
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