The Rolling Stones, cincuenta años de rock
La banda siempre ha marcado en su calendario que fue enero de 1963 el año su nacimiento con la incorporación de Watts, pero fue 1962 cuando pusieron los cimientos y se juntaron por primera vez
J.M.SÁNCHEZ
Venían de la City, de la capital británica, del ombligo del mundo. Y no podían ser menos que aquellos cuatro pueblerinos venidos de Liverpool, quienes varios meses antes ya se habían rodado en directo. «Nosotros los mirábamos despectivamente desde nuestro origen londinense», pensaron entonces. «Veíamos ... que si unos chicos de Liverpool podían hacerlo, ¿cómo no íbamos a ser capaces nosotros, que vivíamos en Londres?», reconocía Keith.
Y le pusieron remedio. La perseverancia y dedicación de su mánager Andrew Loog Oldham fue el detonante. Sentó a Mick Jagger y a Keith Richards en su cocina y les mantuvo encerrado durante horas hasta que escribieron un tema original. El resultado fue «As time goes by», cuyo título fue modificado posteriormente por «As tears goes by».
Los Stones siempre han marcado en su calendario que fue enero de 1963 el año su nacimiento con la incorporación de Charlie Watts, pero en abril del 62 pusieron los cimientos juntándose por primera vez. El 17 de abril de 1964, fecha del lanzamiento de su álbum debut, se toma como la aparición oficial de The Rolling Stones. Aquella primera piedra estuvo bajo la producción de Oldham y Eric Easton, y más que nada fue una especie de grabación en directo sin demasiada trascendencia en la que se podía escuchar a la primera formación. Pero fue en el Club Marquee de Londres, en julio de ese mismo año, cuando ofrecieron su primer concierto. Y todo cambió.
Autonombrados en aquel tempestuoso año 1969 como «la mayor banda de rock and roll del mundo» , lo cierto es que, con los años, ha quedado constatado que ellos están pasados de rosca. Están de vuelta de todo y todos. Tempestuoso y misterioso evento aquel en el festival Altamont, que asociará el nombre de la banda a la tragedia, donde se produjo un asesinato y varias muertes accidentales. Nadie sabe ni por qué ni cómo -aconsejados por Grateful Dead - habían confiado su seguridad al club de moteros Hell’s Angels -Ángeles del Infierno-, y, haciendo honor a la fama que les precedía de vándalos y proscritos, la liaron parda, hablando en plata.
En contraposición con la otra gran banda británica, The Beatles, -con quienes realmente jamás se llevaron mal como muchos creyeron- sus satánicas majestades encarnaban el lado menos amable, lo salvaje, la polémica, el peligro, el verdadero espíritu del rock and roll. Pasados muchos años, sus fieles seguidores se acuerdan de la formación original. Al carismático Brian Jones se le unieron Mick y Keith. A estos les acompañaban Ian Stewart, Geoff Bradford y Dick Taylor, pero pronto se alteró, ya que tras la salida de Bradford, Taylor y Chapman, llegaron el bajista Bill Wyman y el batería Charlie Watts. La historia les quemó con el fallecimiento, en 69, de Jones, que había sido despedido de la banda semanas antes.
Líder, multi-instrumentista, talentoso. Jones fue encontrado muerto en su piscina a la edad de 27 años, entrando así en es mórbido club de grandes estrellas de la música que nos dejaron demasiado pronto. Repuestos del varapalo, la banda, que no entraron en el Salón de la Fama del Rock and Roll hasta 1989, continuó por otros derroteros, ya con el éxito a sus pies y con el mundo por bandera. En esa época se facturaron tres de los mejores álbumes de la historia; «Beggars Banquet», que marcó el camino de trabajos impresionantes como «Let it Bleed», «Sticky Fingers», o «Exile on Main Street».
Empero, los controvertidos años setenta, en pleno apogeo de otras bandas como Led Zeppelin cuyas ventas alcanzaron límites insospechados, tal vez «It's Only Rock'n'Roll» -primero producido por los Glimmer Twins, seudónimo utilizado por Jagger y Richards- es uno de sus creaciones de mayor éxito, pese a pasear por una cierta crisis musical. De esa época entraron por la puerta de la crítica al ser señalados varias producciones como bajas en calidad.
En plena era punk, inconformismo e incontinencia musical, se quedaron quasi obsoletos. Reflejaban una esencia pasada, anticuada, que discos como «Steel Wheels» y su gran gira mundial trataron de enmendar. O ya en 1994 con «Voodoo Lounge» consiguieron reactivarse como lo que son: grandes iconos musicales. Después de todas aquellas locuras, de sexo, drogas y rock and roll, los miembros de la banda ya están para otra cosa; cada uno por su lado. Y es que el feudo entre Mick y Keith parece no haberse arreglado desde que el 2001 el guitarrista publicara su biografía, «Life», en la que puso fino al cantante de los Rolling Stones.
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