Diego 'El Cigala': «Intento ser un buen embajador de España»
El cantaor, que tiene programada una gira por España este verano, habló con ABC días antes de conocerse la noticia de su detención por un presunto delito de violencia de género
Diego 'El Cigala'
'El Cigala' coge por fin el teléfono al otro lado del océano, en su casa de Punta Cana, para hablar sobre la gira por España que empieza este sábado en el Parador de Nerja dentro del festival Caprichos Musicales, que llevará a otros ... Paradores Nacionales a Víctor Manuel, Jorge Drexler, Chucho Valdés, Buika, Estrella Morente, Tomatito y Andrea Motis. Cuesta cogerle el punto a la entrevista, pero cuando sale el tema de la debacle de los tablaos flamencos, el cantaor se enciende y pasa de cero a cien en pocos segundos. Lo que ni él ni su entrevistador imaginan es que el deseo que expresa en su primera respuesta no se iba a cumplir porque días después acabaría encerrado en un calabozo de Madrid tras ser detenido por un presunto delito de violencia de género cometido en Jerez de la Frontera. La última hora es que acaba de ser puesto en libertad sin cargos. Y, finalmente, su concierto de este sábado en el Parador de Turismo de Nerja ha sido cancelado ante las informaciones sobre la convocatoria de protestas.
¿Cuántas ganas tiene de venir a España?
Muchas, muchas. Tengo ganas de llegar y ver a mis colegas, a mis amigos. Tengo ganas de España, de esos pucheros, esos cocidos, y de volver a mi Andalucía después de andar por los madriles. ¿Qué tal está la cosa por ahí?
Parece que ahora no vamos mal.
Bien, bien. Aquí en Santo Domingo ha habido otro rebrote, y han puesto toque de queda a las seis de la tarde.
¿Y se respeta?
No, no lo respetan. Aquí no respetan mucho las normas, la gente sale, tiene ganas. Es que ya están asfixiados, y tienen que comer.
Viene con su pianista de siempre, Jaime Calabuch.
Claro, la conexión que tenemos es brutal, desmesurada. Es vernos y ya saber lo que queremos el otro, si tengo ganas de cantar... él se anticipa a cada jugada, es como si tuviéramos un chip.
Y usted toca cada vez más los bongoes en el espectáculo, ¿no?
Sí, es que me gusta. Ahora con lo de los mariachis no lo hago tanto. Hay una parte de piano, y luego mariachis. Pero el bongó da juego en las partes con piano.
Su primer concierto será en un Parador Nacional. Imagino que alguna vez se ha hospedado en uno.
Sí, en el de Alcalá de Henares, en el de Murcia, de La Toja, y todos son increíbles. Se está muy bien, me recuerdan a El Escorial, sitios tranquilos, salesianos (risas).
En su repertorio hará un repaso de grandes éxitos. ¿Cuál de ellos es el que más crece con el tiempo?
'Lágrimas Negras'. Es una cosa que no es normal. Si no la canto, la gente llora lágrimas negras. Si falta esa o 'Corazón loco', es que no hay chicha. Bendito el día que conocí a Bebo.
¿Está al tanto de la situación de los tablaos flamencos en España?
Cuéntame.
El último en cerrar ha sido Villa Rosa.
¿Para siempre?
Para siempre.
Qué falta de vergüenza, qué poca vergüenza. Cómo han podido dejar que una pieza turística tan elemental, del flamenco, patrimonio de la humanidad, caiga de esta forma. Hay mucha gente detrás que come de eso. Y los cantaores que han trabajado allí tantos años, que han hecho posible esos tablaos, se han ido sin indemnización, sin seguro... Hay cantaores que se han tirado allí toda una vida. Es inexplicable. Qué fuerte lo de Villa Rosa, con lo bonito que era, Dios mío. Allí cantaba mi padre. Imagínate. Allí se juntaba toda la tropa de ese Madrid bonito. Me hubiera gustado dar cualquier cosa por vivir la época que vivió mi padre, esa época del flamenco de poderío, en ese Madrid. Y daría cualquier cosa por poder despedirme de Villa Rosa, con todos los míos. Sería magistral.
Sí sé que Torres Bermejas está cerrado.
Pero se supone que va a reabrir en algún momento. Los que sí han cerrado para siempre también son Café Chinitas y Casa Patas.
Qué pena me da... con Casa Patas también tenía una relación muy especial. Yo era muy amigo de Martín, yo empecé allí.
Hay un vídeo en YouTube buenísimo de su debut allí.
Ahí yo estaba en la mili. Estoy con el pelito corto. Te cagas. En el '88, hace treinta y tres años, Dios mío de mi corazón.
En Café Chinitas también paraba bastante.
Sí, íbamos cada dos por tres. Recuerdo una noche con el Tío Moro, el Indio Gitano, el Rubio... salió a bailar Pilar López, con una bata de cola y un mantón. Estaba cantando el Tío Moro, ¡y le pisó el mantón! Pilar se enfadó mucho (risas). Tiró el mantón para el suelo y se fue (risas).
Qué bien se lo ha pasado.
Pues sí, me lo he pasado muy bien, y ahora intento ser un buen embajador de España para llevar nuestra música por el mundo entero.
¿Se ha cabreado mucho con la pandemia?
Al principio pensé que esto venía de la mano del hombre. Las grandes farmacéuticas han dicho 'este mundo está muy masificado, vamos a empezar por las personas mayores'. Ha sido una guerra en silencio. Ha sido muy fuerte.
Pero ya salimos, ¿no?
Ahora hay que abrir la mano de una maldita vez, porque la hostelería está muriendo. Hay muchos sueños rotos, muchas vidas destrozadas, muchas parejas destrozadas. No se puede tener ahogado, subiendo impuestos nada más. No hay oportunidades para los jóvenes españoles, no hay futuro. No veo que tengan futuro para tener una estabilidad. Por eso tantos se van del país, en busca del bienestar, en busca de un buen trabajo y una buena vida. Los políticos dirán que saben mucho, pero yo siempre voy a estar con el pueblo.