Alejandro Sanz: «Hacer canciones en la adolescencia no era fácil, te convertía en alguien 'rarito'»

— Voy directo al grano. ¿Cómo surgen sus canciones?

— Sale primero la música, después la letra y luego trabajamos sobre el arreglo. Hay veces que la letra se puede dejar para el final pero prefiero que el resto de la canción vaya acorde a la voz y el fraseo.

— Lo primero que me llama la atención es la facilidad con la que el disco pasa del sonido orgánico al electrónico. ¿Ha sido algo difícil?

— Creo que todo tiene su complejidad y su sencillez. Una vez que lo intentas, se va haciendo más fácil, pero el reto es encontrar el equilibrio que te permita transmitir las canciones y a la vez sea novedoso. La parte acústica puede parecer más antigua pero en estos momentos es casi un acto de rebeldía tener guitarras, baterías… Grabar cuerdas, ¡qué locura! (Risas).

— Ya desde el primer tema 'BIO', Alejandro Sanz se muestra transparente. ¿Tuvo una infancia dura?

— A ver, fue una infancia de un chico de barrio que intenta sobrevivir a sí mismo. La adolescencia, lo que significa vivir tanto en la calle… Era músico y tenía inquietud por ese mundo, por dedicarme y hacer canciones, lo que tampoco era fácil porque te convertía en alguien un poco 'rarito'. Ahora veo las cosas con otra perspectiva, algo más madura, que es como las cuento en este disco.

— Se siente más introspección en este trabajo. Nunca le ha importado desnudarse en sus letras pero parece que esta vez va un paso más allá. ¿Es la visión que traen los años?

— Sí. Estas cosas que digo de verme rarito y tal, yo no las sentía en ese momento. Yo simplemente, cuando vivía en Ciudad Lineal, no tenía casi amigos y pasaba la mayor parte del tiempo sólo. Cuando llegué a Moratalaz, aquello me pareció Hollywood (risas).

Veía las avenidas grandes, todas las tiendas… y claro, ahora lo veo desde otro sitio. La avenida ha ido encogiendo, los árboles son más altos… Todo cambia, y con ello mi forma de ver las cosas, claro.

— Una de las primeras cosas que leí sobre este nuevo trabajo fue una entrevista donde decía que este disco es de usted, para usted. ¿Ha dolido hacerlo? ¿Se siente mejor ahora?

— 'BIO', por ejemplo, me duele. Sí.

— ¿Cuál es la parte más tediosa de hacer un disco? ¿Hay alguna fase que le dé pereza?

— Las fases de espera. Cuando estamos esperando una mezcla, el final de un arreglo… la parte creativa es toda maravillosa.

— El disco es un disco, en el sentido más estricto de la palabra, y no una colección de singles. Parece ir a contracorriente con respecto a la industria en ese sentido, ¿por qué?

— Bueno, tampoco. Creo que somos un ejército de personas que nos dedicamos a hacer productos largos. Adele ha sacado un trabajo y ha pedido a los fans que lo escuchen en orden; Ed Sheeran lo mismo. Billie Eilish saca discos… Hay muchas personas que los hacemos, dándole un sentido a las canciones y al orden en el que aparecen. Yo lo prefiero porque es una fase más del trabajo intelectual: escoger cómo presentarlo.

— Pensé que me iba a decir que lo peor es el día de entrevistas…

— (Risas) A veces me bloqueo un poco, pero se lleva bien.

— ¿Cuál es el mayor secreto de las canciones?

Que las hagas como si fueran un juego. Hacerlas sin que te vaya la vida en ello, ni pensando en las listas de éxitos, likes o visualizaciones.

— Entonces, ¿eso de morir por el arte?

Morir no, hay que vivir por el arte.

— Y la última. ¿Qué ha aprendido en estos últimos dos años de pandemia sobre el ser humano?

— Que no tenemos solución (risas y final).