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Íñigo Munster: «Amazon es un puto monstruo»

Íñigo Munster: «Amazon es un puto monstruo» efe

Javier Villuendas

Íñigo Pastor (San Sebastián, 1968) tiene planes para este sábado noche. Su creación, el sello discográfico Munster, cumple «30 años alumbrando criaturas y desenterrando engendros», como reza el impetuoso cartel garagero de la fiesta en la sala Siroco que tienen montada. «Mi esencia viene de ... la música ratonera, como la llamaban mis padres, la que escuchábamos mi hermano y yo en la habitación», cuenta el melómano, casi historiador, cuya evolución musical le ha llevado a reeditar desde un disco de Las Grecas hasta recopilatorios de cumbia peruana de los sesenta, a Syd Barret o a La Banda Trapera del Río, produciendo alrededor de 600 álbumes, rescatando por el camino joyas olvidadas, ignotas o desaparecidas. Se sabe poner en valor, pero es innegable que su dedicación es hermosa y meritoria. Pastor (o Munster) ha charlado con ABC sobre todo esto y lo otro… la otra música.

Enhorabuena por el 30 aniversario, pero ¡en la web pone el 25!

No está muy actualizada, no estamos con el chip muy en esto, la verdad… de hecho está previsto que la página nueva se inaugure dentro de unas semanas.

¿Cómo fueron los primeros años de Munster ?

La actividad comienza en el año 83, en un fanzine que derivó en el sello discográfico. A mis 15 el regalo de cumpleaños fue pagar la imprenta del primer número del fanzine, que se llamaba «La Herencia de los Munsters», que hacía con mi hermano Gorka. En el primer número hablamos, creo recordar, de los Cramps, de Psychic TV, incluso de REM.

¿Quién te guiaba musicalmente en la adolescencia?

Parece que estamos hablando de la edad de piedra pero la transmisión de información venía mucho por personas cercanas: amigos, gente que iba a Londres y traía discos, el que trabajaba en la radio, etc. En esa época había una tienda muy buena de discos en mi pueblo que llegaban todas las ediciones de las compañías independientes.

En Santurce había una tienda de discos estupenda, ahora sería más difícil…

Había dos, de hecho. Pero ahora no, no. Por no haber no hay ni en Madrid. La transmisión de conocimiento era más ingenua, pero también más real, había intercambio de casetes, correspondencia, entras en contacto con otros fanzines. Eso fue el principio del bucle. Luego ya me vine a Madrid a estudiar y continúe con el tema.

De Santurce, por cierto, como los de Eskorbuto, a los que les has reeditado varios discos. ¿Les conociste?

Sí, claro. Yo era muy chaval cuando andaban por allí por Santurce haciendo de las suyas. A mí me daban pánico, francamente (risas). No eran personas muy amables que digamos. Estaban allí en el parque, en el pórtico de la iglesia… cierto es que nunca pensé que llegarían a alcanzar esa dimensión que han adquirido con los años, realmente merecidísima, porque no hay cosa igual en su género, en su idiosincrasia y filosofía, que es una cosa muy grande sobre todo en Latinoamérica.

¿Qué estudiaste cuando fuiste a la capital?

No llegué a estudiar. En aquella época no había imagen y sonido. Yo quería algo relacionado con la música. No me gustaba el periodismo como tal. Tenía amigos que lo estudiaban y me pareció bastante aburrido. Y luego me metí en algo mucho más aburrido que era técnico de telecomunicaciones. Pero no veía que a corto plazo pudiese hacer lo que yo quería hacer. Estuve trabajando en muchos pubs de la época y poniendo música: en el Agapo, el Templo del gato,…

¿Cuál fue el primer lanzamiento del sello?

Fue un ep de cuatro canciones con Los Enemigos, Sex Museum y dos bandas inglesas: Spacemen 3 y Surfin’ Lungs.

¿Creaste el sello, como a veces pasa, porque no encontrabas lo que buscabas?

No creo que fuera nuestro caso. Fue una necesidad de hacer. La verdad es que tampoco he pensado bien la causa. Supongo que tendrá que ver con el carácter de uno, te vas metiendo y acabas hasta las cejas. Por mi determinación, obsesión. Jamás pensé cuando empecé que realmente me fuese a dedicar a ello. Hay mucha gente que le gusta la música tanto como a mí (o más) pero lo vive de otra manera.

Te llaman el Indiana Jones de la música, por tu labor de arqueología, de rescate de joyas olvidadas. ¿Eres indispensable en España?

Lo que está claro es que nadie lo está haciendo. Fuera de aquí hay unos cuantos sellos lo hacen, pero tampoco son tantos. Es una escena así como un poco heroica, pero también hacemos lo que nos da la gana. Una vez que te metes ya no sabes a dónde vas. Es una cosa inabarcable. Podríamos pegarnos dos o tres vidas y no acabar de escuchar todo lo que merece la pena. Hay dos tipos de música: la buena música y la otra. Quizá suena un poco esnob pero veo una clara diferenciación entre una y la otra. Esa otra es música hecha por oportunistas, que lo piensan como un producto y nada más.

¿Lo que menos les interesa de la música es la música?

Sí, probablemente. El negocio de la música se compone de un organigrama de personajes de todo tipo. La mayoría de la gente no está en la música por ella. Incluso en las compañías independientes parece que salen escuelas de negocios para monetizar. También te digo que en nuestro caso tampoco vendría de menos (risas).

¿Qué te parece la industria musical de nuestro país?

Aquí hay mucha gente que está por la labor. De periodistas a promotores, etc. Pertenecemos a un «underground» en el cual nos mezclamos con compañías de diferentes estilos y géneros con la que compartimos cierta idea. Y nos la suda un poco todo lo demás, francamente. En la música hay mucha gente que no debería estar pero que están. Sobre todo en este país. Los ejecutivos de las compañías, salvo una excepción o dos, son gente… lo ves cuando empiezas a tratar con ellos acerca de la música, no tiene ningún valor ni ningún interés ni surge en ningún momento de la conversación el tema musical.

¿Pero saben de música?

No lo sé. La música no es un tema que entre mucho en esto. Es un tema un poco delicado. El mercado español está ahora por los suelos porque no se ha cultivado los hábitos de compra de música. Aquí es una cosa inoperativa y soez, estamos a años luz incluso de los países latinoamericanos. Allí la música se vive mucho más, está mucho más presente. Aquí es más un producto...

Para ambientar las tiendas de ropa

Y nada más. Pero también como he dicho hay gente que está por la labor.

¿Cuál ha sido el mayor éxito comercial (o parecido) de Munster?

Es que no ha habido ningún gran éxito. No he paladeado esas mieles. Quizá sea una de las claves para que sigamos aún. En la historia de las discográficas va por ahí, cuando llega un éxito todo se desmadra. Nosotros lo que pretendemos es continuar con nuestra actividad haciendo lo que nos da la gana.

¿Qué opinión tiene de Amazon?

Amazon es, o va a ser, la estocada definitiva de muchas de las tan necesarias tiendas de discos. Al final no deja de ser un robot, una máquina, un programa. Las tiendas de discos no deberían ser así; es como uno también ha aprendido mucho.

Sus discos están en Amazon

Y bien que estén. Pero si me preguntas… es que se va a comer todo lo que tenga por delante.

¿Se pueden encontrar sus discos más baratos en Amazon que directamente en su sello?

En algunos casos, sí. No muchos. También tienen esa política. Ellos saben que se van a quedar con el mercado y si es a costa de reventar… esto no es ningún secreto. Ellos se pueden permitir ganar de 0,01 céntimos o perder diez con tal de fidelizar clientes y demás. Nosotros no trabajamos directamente con ellos, se lo pillarán a un distribuidor holandés, italiano o alemán o de donde mejor les convenga. Es que ya te digo… es un robot, es un puto monstruo (risas). Yo lo uso a veces, pero el defecto a medio largo plazo va a ser fatal. Van a ser un monopolio.

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