Un mes después, Urtasun consigue su 'superdirectora' para la censura

La creación de esta nueva dirección general era una prioridad para el ministro Urtasun, que desde que asumió la cartera puso los derechos culturales como un pilar de su mandato. Cuatro meses después, por fin se hace efectiva su declaración de intenciones. Le ha costado. Primero, en su comparecencia de enero ante el Congreso, avanzó dicha dirección general, pero tuvo que pasar un mes para que anunciara a Jazmín Beirak como responsable. Más que un anuncio fue un vaticinio, porque ha tenido que pasar otro mes para su oficialización. Hacienda y Función Pública no terminaban de dar el visto bueno a la remodelación ministerial necesaria.

Beirak, hasta ahora portavoz de Cultura de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, llega con el encargo de garantizar la «defensa de la libertad de expresión», según Urtasun, que no ha dudado en señalar a PP y Vox por la cancelación de algunas obras de teatro o festivales. «A veces esos ataques toman formas de censura moderna», asegura. La Comisión de Cultura ha aprobado este mes en el Congreso una proposición no de ley (PNL) de Sumar que insta al Gobierno a impulsar medidas para garantizar las buenas prácticas en la gestión cultural pública, así como el ejercicio efectivo de la libertad de producción y expresión. El PP, que apoyó esta iniciativa, ha presentado otra PNL para dotar de más seguridad jurídica a la contratación pública.

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Esta nueva 'superdirección' –porque Urtasun ha dejado claro que Beirak llega con mando en plaza– debe diseñar las políticas culturales del Ministerio de Cultura. Entre sus propósitos están desarrollar un Plan de Derechos Culturales, coordinar la conferencia sectorial en la que están representadas las comunidades autónomas, liderar los trabajos del Estatuto del Artista, reeditar el bono cultural joven o elaborar un Plan de Igualdad para la Cultura. Beirak cumple la cuota de Más Madrid y dentro del ministerio tendrá que lidiar con el secretario de Estado, Jordi Martí, que viene de la rama de los comunes. Durante estos meses, Martí ha sido una especie de ministro en la sombra.

La Dirección General de Derechos Culturales supone la supresión de la de Industrias Culturales, Propiedad Intelectual y Cooperación. En su lugar, Urtasun crea un Centro Coordinador que estará integrado en la Subsecretaría de Cultura y se gestionará en coordinación con la Secretaría de Estado. Urtasun separa de su aparato político todo lo relacionado con la industria y lo reduce a lo burocrático. «Yo creo que la estructura que yo heredé no tenía demasiado sentido. Teníamos, por un lado, una Dirección General del Libro, gran industria, una Dirección General del Cine, grandísima industria, y por otro lado, completamente apartada de esas dos direcciones generales, una dirección general que se ocupaba de las industrias culturales. Este organigrama no tenía ningún sentido porque las industrias culturales son completamente transversales», defendió Urtasun la semana pasada en el Senado. Carmen Páez Soria, hasta ahora directora general de Industrias Culturales, pasa a ser la nueva subsecretaria.