Hisham Matar: «Se derribó a Gadafi, pero no se supo construir un Estado»

Nacido en 1970 en Nueva York, la infancia de Matar transcurrió en Trípoli y El Cairo hasta asentar su vida adulta en Londres, donde reside actualmente. El régimen libio, apunta, «desarrolló un sistema de control para que no hubiera disensiones». El escritor lo ilustra con episodios reales: el asesinato por orden del régimen libio del periodista de la BBC Mohammed Mustafá Ramadán, ante la mezquita de Regent's Park; o los disparos desde la embajada libia a los estudiantes que protestaban contra Gadafi. Por esa cartografía londinense repleta de direcciones literarias como las de Stevenson o Eliot deambulan los tres amigos: sus opiniones, a veces contrapuestas, componen una melodía encadenada del exilio que Matar, premio Pulitzer 2017 por su relato autobiográfico 'El regreso', conoce: «Cuando te marchas a otro país para vivir lejos de tu hogar, el fantasma del yo arraigado en tu tierra permanece a la espera de un regreso, sea este real o fabulado», explica. Los «yoes» de Khaled, Mustafá y Husam conjugan 'La epístola del perdón' de Abu al-Alá Ma'arrí con la 'Comedia' de Dante y 'El corazón de las tinieblas' de Conrad. Referentes que van más allá de las literaturas nacionales. «Es absurdo pensar en literaturas nacionales. Toda la literatura forma parte del mismo río. Si escojo un libro de Javier Marías, lo que me importa es cómo está escrito, no de donde venga», recalca Matar.

Además de reflejar las ideas políticas o los gustos literarios de los tres protagonistas, el escritor quiere indagar en el temperamento de cada uno de ellos. «Mustafá cree en la acción y concibe los libros como instrumentos cortantes; Khaled considera que hay que entrar en los libros con humildad y paciencia; Husam es un escritor liberado de la ambición literaria y el ansia del dinero. Acepta empleos tan fáciles de conseguir como de abandonar. Espíritu inquieto, vive con pocas pertenencias y hace la maleta en cinco minutos, aunque aspira a pertenecer algún día a un lugar».

La Primavera Árabe pondrá a prueba el temperamento de los tres amigos. «Ver como los ciudadanos libios se levantaban contra una dictadura que parecía tan arraigada fue uno de los momentos más hermosos de mi vida», recuerda Matar. Lo que falló, en opinión del escritor, «es que se derribó la dictadura y no se supo construir un estado». Aquel régimen totalitario no contaba con una estructura estatal sólida: «Dependía del dictador, su familia y la riqueza del petróleo». Matar, toma una frase del rey Idris en 1963 cuando el petróleo irrumpió como la gran riqueza del país: «No sé si esto va a ser una bendición o una maldición». Flagelarse por lo que pudo haber sido y no fue Libia se le antoja tan poco constructivo como identificar el islamismo como una enfermedad que afecta a toda la cultura árabe.

El autor de 'Los amigos de mi vida' expresa todos los matices que depara el aprendizaje de la amistad: «Aprendes más sobre ti mismo a través de tus amigos. Cada amistad hace que cobre vida una faceta de tu carácter. Es como un diamante de distintas facetas de las que cada tipo de luz arranca un destello diferente», observa. Matar rinde tributo a las amistades que se pierden y a las amistades que se ganan en cada momento vital: «Si la amistad es un aprendizaje, al menos en ese sentido se parece a la literatura».