El último descubrimiento de Carmen Balcells
La agente literaria ha depositado diversos escritos de Aliocha Coll, uno de sus pocos representados que no alcanzó la fama, en la «Caja de las letras» del Instituto Cervantes
El último descubrimiento de Carmen Balcells
Podía haber sido un manuscrito inédito de Mario Vargas Llosa . O una perdida carta de amor de García Márquez . Podía haber sido alguno de sus millones de recuerdos literarios, o un puñado de anécdotas sobre los autores que durante décadas ha aupado a ... la fama y al conocimiento del gran público. Pero no. Carmen Balcells también en esto ha sido peculiar , y ha depositado en la caja fuerte número 1569 del Instituto Cervantes un particularísimo legado: varios documentos de un escritor maldito, Aliocha Coll , que se suicidó en 1990 a los cuarenta y dos años dejando casi toda su obra inédita.
Noticias relacionadas
Balcells, a quien Carmen Caffarel, directora del Cervantes —institución que precisamente cumple dos décadas de intensa vida— , definió como «una primavera» para tantos escritores, ha apostado en la ya tradicional entrega del legado (en la que ya han participado dieciséis personalidades de la cultura) por una de sus valientes y casi siempre acertadas apuestas. Además, Carmen Balcells, también contrariamente a lo que suele ser habitual, ha decidido que su donación sea hecha pública al completo dentro de un año, cuando se leerá el testamento de Coll , uno de los objetos entregados por la agente literaria.
Su donación se hará pública al completo dentro de un año
« Aliocha Coll fue un superdotado, alguien que escribía desde los siete años, un autor empeñado en la renovación de la palabra, alguien comparable a Joyce , un escritor cuyos libros eran excesivamente vanguardistas para la gente corriente. Y ahora que estamos participando en esta magnífica iniciativa del Cervantes, conviene resaltar que la palabra y la cultura son las que nos pueden salvar del desorden en el que está sumida nuestra sociedad».
Los amigos y la fama
Autor de obras como «Atila», «Vitan venturi saeculi», «Títeres» (en compañía de su esposa Lysiane Luong, pintora francesa de origen chino) Aliocha Coll (cuyo nombre es un homenaje de sus padres a Dostoyevski y sus «Hermanos Karamazov» , aunque en el regsitro figurara como Javier) apenas fue conocido y reconocido en vida, y una de sus escasas amistades fue la de Javier Marías , asesor entonces de la editorial Alfaguara , a quien fueron a parar algunos de los manuscritos de Coll: «Si llegué a interesarme por estas obras y luego por conocer a su autor, ello fue debido a que creí percibir en aquella literatura tan aventurada y a veces difícilmente legible un talento verbal y un sentido del ritmo de primer orden», escribía Marías unas semanas después del suicidio de Aliocha.
Dentro de un año exactamente conoceremos las últimas palabras de Aliocha Coll , uno de los pocos representados por Carmen Balcells que no alcanzó la fama. Como dijo Doña Carmen en homenaje al escritor: «Aunque se dice que no se puede morir de amor, a veces el amor mata».
Ver comentarios