Quinientos años después de Gutenberg: la Biblioteca Nacional expone el primer libro impreso en España
'Incunabula' reúne una veintena de ejemplares editados durante el siglo XV
La primera generación que escribe como una máquina
El 'Sinodal de Aguilafuente', antes de su traslado a Madrid
Igual que la era digital ha emergido como una amenaza a la supervivencia de los libros en papel, y en general a todo el ocio y conocimiento que se transmite por esta vía, hace 550 años fue la imprenta de Gutenberg el invento que revolucionó ... la historia. Por primera vez la difusión de ideas, hasta entonces acotada a los ámbitos religiosos y académicos, empezó a tener una salida fácil, rápida y barata. El resto es historia. Pero en la Biblioteca Nacional de España, poseedora de la colección más importante del país, lo que quieren contar es el principio de todo.
'Incunabula: 550 años de la imprenta en España' es el nombre de la exposición que se podrá visitar desde hoy y hasta el próximo 23 de julio en la antesala de la BNE. Los protagonistas: 21 de los más de 3.000 incunables de los que dispone la entidad y un invitado de excepción, el 'Sinodal de Aguilafuente' (1472), el primer libro impreso en España, cedido para la ocasión por la Catedral de Segovia. Nunca antes había estado en las dependencias madrileñas.
«La exposición muestra la realidad de estos textos que difundieron distintos saberes y marcaron una nueva etapa del conocimiento en nuestro país y después en Latinoamérica. Va a ser un descubrimiento de lo que significó este nuevo arte», destacó ayer durante la presentación Ana Santos , directora de la BNE. Porque hasta mediados del siglo XV los libros se elaboraban a mano. La invención de Gutenberg, en 1440, dio lugar a los primeros incunables, como se conoce a los impresos elaborados durante ese siglo. Treinta y dos años después , Juan Párix de Heidelberg instaló su taller en Segovia. Allí se imprimió el 'Sinodal de Aguilafuente'.
Traslado a Madrid
El libro reproduce las actas del sínodo celebrado en esta villa en junio de 1472, explicó María José Rucio , comisaria de la muestra junto a Fermín de los Reyes : «La impresión se debe al obispo de Segovia. Entre otras cosas, se recogen normas para clérigos y recomendaciones. Se aconsejaba a los clérigos que en los funerales adoptaran una actitud alegre, para transmitir la imagen de que era el paso hacia una vida mejor, y también se daban consejos de vestimenta». Se establecían, igualmente, medidas para la formación del clero o prohibiciones como la de portar armas sin licencia.
Caja para el traslado del 'Sinodal'
El incunable fue trasladado el lunes de Segovia a Madrid, bajo supervisión de los comisarios de la exposición y Arsenio Sánchez , del Departamento de Restauración de la BNE. Todo el proceso se hizo con las garantías de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico de España y siguiendo las indicaciones de un informe técnico sobre el estado de conservación, las condiciones del embalaje y su colocación. La caja en la que fue transportado contaba con materiales para amortiguar los cambios de temperatura y humedad, se desembaló en la propia sala de exposiciones y se introdujo en una vitrina climatizada que lo conservará a 18-20 grados de temperatura y a una humedad del 40 por ciento.
En la Catedral de Segovia se conservan dos copias manuscritas del 'Sinodal'. Una de ellas sirvió de original de imprenta para el incunable que elaboró Juan Párix, con 48 páginas impresas en letra redonda y otras 14 en blanco al final para la incorporación de disposiciones de otros sínodos. Esta es una de las características de los primeros incunables: sus similitudes con los manuscritos. «El lector estaba acostumbrado al manuscrito, igual que ahora nos hemos tenido que hacer al libro electrónico», explicó la comisaria: los incunables tampoco tenían portada, la disposición textual solía estar a dos columnas y se reservaban espacios para la decoración, que los poseedores de los libros encargaban que se realizara a mano. Eran detalles que destacaban en la primera página de texto, en las letras iniciales o los signos de párrafo.
Impulso del conocimiento
Todo esto puede apreciarse en la muestra de la BNE, que es mucho más que el 'Sinodal'. A lo largo de seis vitrinas, se expone una veintena de libros que se imprimieron en talleres de Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Granada, Murcia o Madrid . «La imprenta surge por necesidad, en un momento histórico en el que las universidades ya están completamente asentadas y la difusión de textos se multiplica», explicó Rucio. «Se hizo necesario que las copias múltiples se abarataran y permitieran respetar la integridad de la obra que el propio autor había hecho».
Por eso no solo hay ejemplos de libros religiosos –la Iglesia fue una gran impulsora de la imprenta–, sino también de otras temáticas. La Corona propició la imprenta con exención de impuestos y fomentó la llegada de impresores extranjeros. Fruto de estas iniciativas fueron textos legislativos, como las 'Ordenanzas reales de Castilla' (1485) y de otros saberes como la 'Gramática castellana' (1492) de Antonio Nebrija o tratados de medicina, caso del 'Epílogo en medicina y en cirugía conveniente a la salud' (1495). 'Incunabula' muestra también ejemplos de las tipografías utilizadas, esencialmente letra redonda o gótica, e incluso un libro con caracteres musicales.
Se trataba, en definitiva, de imprimir obras que interesaran a los lectores. De Gutenberg a internet, la filosofía no ha cambiado demasiado.
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