libros de vino y rosas
«Historia de una gárgola»
Milo J. Krmpotic. Seix Barral. 203 páginas. 16 euros.
DAVID MORÁN
A Milo J. Krmpotic, periodista y escritor curtido en la novela juvenil y orillado hacia territorios más adultos desde que se sacó de la manga "Sorbed mi sexo", le gusta jugar con los géneros literarios y, sobre todo, eliminar el rastro que le ... ha llevado a cada una de sus obras. "No me gusta repetirme y necesito divertirme. De otra manera, no sería capaz de levantarme cada sábado y domingo a las ocho para escribir ni de quedarme los viernes por la noche hasta las tantas escribiendo", explica.
Y es precisamente por eso que, tras mantear la novela policíaca con «Las tres balas de Boris Bardin», este barcelonés con raíces repartidas entre Argentina y los Balcanes ha dado una nueva pirueta para empaquetar lo gótico y lo fantástico y cargarlo en la rígida y escamada espalda de Balial, una gárgola que se precipita de la cornisa de una iglesia de París y acaba cobrando vida en "Historia de una gárgola" (Seix Barral).
Y así, con Balial campando a sus anchas, Krmpotic ejecuta una nueva pirueta entre la fábula siniestra, la novela fantástica y la narración adulta y se desliza a lomos esta gárgola milenaria entre Batman, Víctor Hugo Frankestein y La bella y la bestia.
Luz y tinieblas
"La idea era contraponer luz y tinieblas, pero sin que fuera muy evidente", explica Krmpotic, quien después de más de diez años dándole vueltas a la idea y tras haber reescrito hasta cinco veces el texto original, ha visto como su aterradora «mascota» ha cobrado finalmente vida —las ilustraciones de Javier Juanes que acompañan el relato también ayudan— para reivindicarse como más humana que muchos hombres.
Y eso pese a que su aliento pútrido, su sangre verduzca y sus inclinaciones más o menos demoníacas puedan hacer pensar lo contrario. "El concepto de humanidad está sobrevalorado, y él es tan humano que cuando acierta lo hace por equivocación", señala Krmpotic. Porque Balial, testigo involuntario de la historia que ha asistido, sin llegar a saberlo, a las Cruzadas, la Revolución Francesa o la construcción de las grandes catedrales acaba convirtiéndose en antihéroe casual a fuerza de hacer caso omiso a su naturaleza para abrazar el bien. O, mejor dicho, "lo que todos entendemos como bien", tal y como matiza el autor.
Así que aquí tenemos a una gárgola a la que Krmpotic da vida para resaltar la ambigüedad de una historia en la que los hombres que son monstruos y los monstruos patosos y parlanchines se transforman en seres alados capaces de salvar a la humanidad, y a un escritor que, más que reivindicar la fantasía, se refugia en ella. "Actualmente estamos aplastados por la realidad y eso se traduce en términos literarios. Ojo, que yo disfruto mucho con el realismo melancólico, pero mi formación tiene mucho que ver con la novela fantástica", explica al tiempo que desvela que actualmente está trabajando en un thriller paranormal mientras le da vueltas a una novela sobre los Balcanes que, asegura, le está resultando "muy difícil emocionalmente". "Soy nieto de Croata y, aunque la herencia me llega bastante tamizada, sí que reconozco como propio lo eslavo. A veces me pregunto qué hubiese sido de mi familia de haber vivido ahí durante la guerra, y e s un fantasma del que no me desprendo", relata.
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