El fulgor de su mirada
Miguel Delibes fundamentalmente es una escritura, como los clásicos, de una gran nitidez, claridad y peso literario. Y deriva de la mirada con la que él ve el mundo: las historias, los personajes y los paisajes, tres elementos sustanciales con los cuales escribía sus novelas. ... Esa mirada atesora una peculiaridad: lo que brilla, que está en el fulgor de su prosa. Maestro de la prosa castellana y de la prosa en español por la limpidez que refleja la gran tradición de nuestros clásicos. Delibes representa muy bien la novela como historia del hombre común, que no está al pie de ninguna gran heroicidad que no tenga que ver con el dolor de la supervivencia. La mirada más tierna hacia el heroismo anónimo, con un acercamiento duro, pero afectuoso, siempre con un punto de melancolía y de ternura.
La muerte es un elemento crucial, el destino de sus personajes. Y el recuerdo del mundo de la infancia perdida, por ejemplo, en «El camino», para mí una de las grandes novelas del siglo XX. La adolescencia que viene, la juventud que se enfoca, ese tránsito a través del conocimiento de la muerte, el niño que se va, que deja el pueblo, sus espacios. Delibes no genera herederos, epígonos. Él es uno de los grandes, y los grandes abren y cierran. Ha dejado constancia de autoridad en el uso de la lengua: la extraordinaria capacidad tan difícil de percibir lo coloquial porque Delibes era mirada y oído. Con su sensibilidad da vida a la lengua hablada del campo y las pequeñas ciudades desde la calidad literaria.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete