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ABC Cultural

El día que Franco quiso comprar gasolina hecha con agua, vino y verduras

Ignacio Martínez de Pisón narra en «Filek. El estafador que engañó a Franco» la vida del hombre que timó a España después de la Guerra Civil

A la derecha, Albert von Filek posa como inventor de la filekina en una de las pocas fotos que se conocen, publicada en «El día de Palencia» el 12 de marzo de 1940 ABC
Bruno Pardo Porto

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La de Albert von Filek fue una vida tendente a la ficción, que es el nombre noble de la mentira. Nació en Viena en 1889, una fecha que le obligó a ver la caída del Imperio Austrohúngaro y a sufrir, como toda su ... generación, los estragos de la Gran Guerra. En un mundo que estaba patas arriba, medio devastado, él vió la oportunidad de empezar de cero, de inventarse una vida por medio de la palabra, su único patrimonio. Así, viajó por media Europa estafando a todos aquellos que se dejaban embaucar por su condición políglota (hablaba cinco lenguas), su origen noble (era el hijo ilegítimo de un aristócrata) y su pasado militar (no se le conoció ninguna heroicidad ni condecoración). Su última víctima, y la más importante, no fue otro que Francisco Franco , al que consiguió vender un invento que, supuestamente, iba a cambiar la historia: un combustible hecho a base de agua, vino y raíces de plantas que, en un acto de soberbia, bautizó como « filekina », la nueva gasolina.

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