«Franco no quería una contienda larga»
«Franco no quería una contienda larga»
Tras «La batalla del Ebro», «La batalla de Madrid» y «La caída de Cataluña», Jorge M. Reverte vuelve a asomarnos a la Guerra Civil con «El arte de matar» (Ed. RBA). Una original perspectiva de la contienda, la estratégico-militar, ilustrada con material fotográfico inédito.
-En este libro aborda toda la Guerra Civil, ¿después de la trilogía necesitaba una visión de conjunto?
-Sí, me apetecía contarla entera, aunque es un trabajo muy sintético, y desde el punto de vista estratégico militar, que se ha abordado muy poco. Todavía hay cosas que investigar y cosas muy discutibles en lo que se había estado contando hasta ahora. Yo planteo una interpretación novedosa en varios aspectos.
-¿Cuáles son esas novedades y tópicos que desmonta?
-Es novedoso de forma global, por la perspectiva estratégico-militar con la que se trata. Con respecto a los tópicos, un buen ejemplo es que se da por sentado que Franco quería hacer una guerra larga. La documentación que he ido trabajando permite decir que eso no es así, primero porque no tenía seguro que iba a ganarla. También se utiliza un argumento ideológico, que es un juicio de intenciones: que quería una guerra larga para poder matar más, pero mató más fusilando que con la guerra; ésta no le hacía falta. Fue larga, fundamentalmente, porque tenía un ejército enfrente que no quería dejarse ganar (su capacidad de resistencia fue asombrosa) y que, además, a veces era eficiente. -¿Cuáles son los principales errores estratégicos que cometen ambos bandos?
-Por parte de los republicanos, la documentación que he analizado muestra que el general Rojo y Negrín se equivocan políticamente al buscar constantemente la batalla definitiva. Tienen una concepción ofensiva de la guerra en lugar de defensiva, cuando no tenían un ejército preparado para ello. El otro bando contaba con las tropas más entrenadas que había en este país. Ardor guerrero también había en el otro lado, pero el problema es que no sabían pelear. Además, pienso que Franco, en los primeros meses, consigue matar a los más decididos milicianos. Al principio, es una guerra de voluntarios por lo que al comienzo se apuntan los que están más dispuestos a jugársela. Y ahí se hace una carnicería.
En cuanto a Franco, se equivoca varias veces. Una en la batalla de Valencia, que ganan los republicanos y es decisiva. Y también en la de Madrid. Posiblemente no elige la forma de atacar más adecuada e insiste en un ataque frontal, que le hace perder muchos hombres y tiempo. Algo que la República aprovecha para recomponerse. Él mismo lo sabía, pero decide, pese a todo, ese ataque que es una derrota.
- Franco no queda aquí muy bien parado como estratega. -Creo que tenía buenos subordinados a su lado, pero él no era un gran estratega. Como político sí que era astuto y muy cauto. Arriesgaba vidas, pero no su estrategia ni su jefatura, como puso de manifiesto su decisión de no atacar Cataluña en el año 38. Hacerlo le podía haber hecho acortar la guerra, pero temía, con cierta lógica, que entraran los franceses.
-Llaman la atención las fotografías escogidas para ilustrar «El arte de matar».
-Es que hay todavía mucha fotografía inédita de gran calidad, como la colección que encargó el general Rojo para fotografiar la resistencia en Madrid. Había muy buenos fotógrafos, sobre todo en el bando republicano.
- Dice que quedan cosas por investigar, ¿ha encontrado documentación nueva para trabajos futuros?
-He encontrado algo que será, seguramente, lo último que haga sobre la Guerra Civil: la documentación inédita del General Rojo. Quiero hacer algún trabajo con ella y sacarla a flote.
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